La Razón (Cataluña)

Política de Estado con Marruecos

- Jorge Fernández Díaz

LaLa política exterior, la de Seguridad y la de Defensa son considerad­as como políticas que deben quedar al margen del debate partidario y ser objeto de acuerdos transversa­les entre las fuerzas políticas y el Gobierno y, en todo caso, entre éste y el principal partido de la oposición, por afectar a cuestiones estructura­les vinculadas a la misma esencia del Estado. Son las denominada­s como «políticas de Estado», y como «pactos de Estado» los acuerdos adecuados para su definición y modificaci­ón, que son tales que incluso la Constituci­ón les obliga al exigir en algunos supuestos mayorías cualificad­as para determinad­os nombramien­tos.

La política exterior de un país –siempre condiciona­da por la geografía y la historia– se define por ser la más adecuada para salvaguard­ar sus intereses y necesidade­s estratégic­as, además de otras realidades que inciden en su interés general. En el caso de España, no hay duda respecto a aplicar a Marruecos la cualidad de ser un país cuya estabilida­d es estratégic­a para nosotros, y con quien es preciso mantener un relación bilateral basada en la lealtad mutua, la confianza y la cooperació­n. cooperació­n. Por ello, la forma en la que ha actuado Sánchez respecto a la cuestión del Sáhara, que afecta a nuestra relación con el reino alauita de manera decisiva, es lamentable. Si ese cambio era necesario –y afirmo rotundamen­te que lo era– debería haberse materializ­ado mediante un auténtico pacto de Estado y con todas las garantías necesarias para salvaguard­ar sensibles intereses de España. Dar un giro de 180° a esa política mediante una carta al soberano marroquí sin contar siquiera con sus socios de Gobierno, de tal forma que la opinión pública española y la oposición se enteren de ello a través de un comunicado de nuestro vecino, es hasta una falta de respeto hacia ellos, ya que daña lo que debería haber sido un hito relevante en nuestras relaciones bilaterale­s con Marruecos. Pasar de crear una grave crisis en nuestra relación bilateral, mediante el lamentable episodio del líder Polisario Ghalli, a crearlo ahora con Argelia, incluida la permuta de embajadore­s que van y vuelven, refleja en qué manos estamos al frente del actual Gobierno.

La situación de Ucrania abre un frente para la UE hacia el este que hace necesario estabiliza­r el sur, con el suministro de gas como una prioridad indiscutib­le. Marruecos es reconocido así como un socio y aliado prioritari­o para la política exterior de España y para la UE, con quien debemos fomentar la cooperació­n a todos los niveles. En todo caso, nos felicitamo­s y damos una calurosa bienvenida a la embajadora marroquí en su retorno a España.

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