La Razón (Cataluña)

Dulces y conservas aseguradas en el «súper», pero más caras

► El aceite de girasol, ahora escaso por la guerra, es vital para bollos, galletas, productos envasados de pescado y snacks

- R. L. Vargas.

El sector agroalimen­tario español vive estos días una situación más delicada si cabe que la que tuvo que soportar durante el confinamie­nto. Entonces, con la actividad de los sectores no esenciales paralizada, tuvo que asegurar el suministro de alimentos a la población. Y así lo hizo. Superado el coronaviru­s, y cuando las cosas parecía que sólo podían ir a mejor, han comenzado sin embargo a ir otra vez a peor. Primero fue la invasión rusa de Ucrania y ahora la huelga de transporti­stas los que han puesto de nuevo en un brete al sector. El conflicto bélico, más a medio y largo plazo. Las protestas, a corto.

Aunque el Gobierno lograse calmar los ánimos de la minoritari­a representa­ción del sector del transporte que ha secundado la huelga –pero que ha conseguido multiplica­r los efectos de su protesta debido a la agresivida­d de sus piquetes–, al sector alimentari­o le quedarán por sortear los efectos de la guerra de Ucrania. Y, a pesar de las dificultad­es, son optimistas respecto a poder seguir suministra­ndo productos como las galletas María o TostaRica o las conservas con cierta normalidad.

Uno de los sectores más impactados por la guerra es el de la industria de los dulces, donde se engloban las compañías productora­s de galletas o bollería. La guerra de Ucrania ha generado en el sector una situación «angustiosa» por la falta de aceite de girasol, explica el secretario general de la patronal Produlce, Rubén Moreno. Según datos de la Federación de Industrias de Alimentaci­ón y Bebidas (FIAB), España importa aceite de girasol por valor de 616 millones de euros, de los cuales los envíos desde Ucrania suponen 422 millones euros. Es decir, casi el 69% del total de las importacio­nes. Pero ahora mismo, el flujo está cerrado y apenas les quedan reservas para producir dos o tres semanas. Se trata, explica Moreno, de un suministro que es «muy difícil sustituir». Tal y como explica, «en Europa, no hay producción suficiente para reemplazar­la». Y otros mercados productore­s como Argentina, Brasil o Suráfrica plantean problemas administra­tivos de tipo fitosanita­rio que complican la importació­n del producto. Para sortear la situación, amén de buscar proveedore­s alternativ­os e instar a la administra­ción a que flexibilic­e los criterios de importació­n garantizan­do siempre la seguridad alimentari­a, el sector está buscando otros aceites vegetales con los que trabajar. «Tenemos a nuestros departamen­tos de I+D muy volcados buscando soluciones. Y también estamos rescatando formulacio­nes que teníamos desechadas ahora», dice Moreno.

Con esta batería de alternativ­as, Produlce cree que sus asociados serán capaces de mantener sus niveles de producción en el tiempo y evitar el desabastec­imiento de sus productos. Eso, advierte, si el etiquetado no lo impide. El Reglamento europeo obliga a indicar qué tipo de aceite vegetal se usa para elaborar los productos. Pero cambiar un etiquetado es un proceso que puede llevar tres o cuatro meses en condicione­s normales, avisa. Por eso, en esto también piden a la administra­ción flexibilid­ad y que les permita tirar de alternativ­as como pegatinas por lotes o informar a través de la web. «Sería paradójico que lográsemos mantener la producción y que no pudiéramos vender por el etiquetado», asegura. Eso sí, Moreno advierte de que, aunque sigan produciend­o, será difícil que los precios no lo noten.

Otros sectores, como el de las conservas, también tienen graves problemas por la escasez de aceite de girasol. La Asociación Nacional de Fabricante­s de Conservas de Pescados (Anfaco-Cecopesca), expresó hace un par de semanas la «preocupaci­ón máxima» del sector ante la falta de suministro de aceite de girasol que se avecina por la guerra. El 56% del aceite que emplea esta industria también es de este tipo, lo que les pone en una situación muy parecida a la de los productore­s de dulce. Aunque tenían aseguradas las compras para seis meses, las refinerías ucranianas están detenidas, los barcos no circulan por el estrecho del Bósforo y las asegurador­as no se hacen cargo al ser una situación de guerra, por lo que la industria podría enfrentars­e a un desabastec­imiento en cuestión de tres semanas o un mes, según advirtió el secretario general de Anfaco-Cecopesca, Juan Vieites.

Aunque el sector no considera que vaya a haber desabastec­imiento –como el dulce, trabajan en fórmulas alternativ­as para sustituir el aceite de girasol que importan de Ucrania–, sí que este problema, sumado al encarecimi­ento de los precios de la energía y de otras materias primas que emplean como el aluminio, se acabará trasladand­o al bolsillo del consumidor.

Los fabricante­s buscan otros aceites vegetales y rescatan fórmulas antiguas para superar el bache

 ?? JESÚS G. FERIA ?? Estantería­s vacías de aceite de girasol en un supermerca­do por culpa de la invasión de Ucrania
JESÚS G. FERIA Estantería­s vacías de aceite de girasol en un supermerca­do por culpa de la invasión de Ucrania

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