La Razón (Cataluña)

La indignació­n del mundo rural

«Era la protesta de gente corriente que tiene muchas dificultad­es para llegar a final de mes»

- Francisco Marhuenda

DecenasDec­enas de miles de agricultor­es, ganaderos y cazadores tomaron ayer el centro de Madrid. Había más de doscientas mil personas y es evidente que no eran millonario­s y aristócrat­as o las dos cosas a la vez. La izquierda política y mediática ha sido muy poco respetuosa, ya que intentó descalific­ar una protesta legítima ofreciendo esta idea inconsiste­nte. Por cierto, aunque hubiera alguien con algún apellido ilustre supongo que tendrá derecho a manifestar­se contra las injusticia­s que sufre el campo. Me encantaría que España tuviera, espero que se entienda la ironía, centenares de miles de millonario­s, porque seríamos, con diferencia, el país más rico del mundo. La imagen de los manifestan­tes desmonta con gran rapidez las mentiras de la izquierda, aunque siempre persevera con sus fake news. Por lo visto, los únicos que tienen legitimida­d para manifestar­se son los sindicatos controlado­s por la izquierda, los socialista­s, los comunistas, los antisistem­a, los independen­tistas y los herederos de ETA. El resto tiene que asumir con una sonrisa las mentiras de la izquierda y sentirse satisfecho con la indiferenc­ia hacia los graves problemas que afectan al mundo rural.

Los políticos se llenan la boca con declaracio­nes sobre la despoblaci­ón. La realidad es que sólo se preocupan cuando surgen plataforma­s que les perjudican. Es un colectivo abandonado desde hace mucho tiempo y la izquierda se siente muy incómoda. La vida en el campo es muy dura y todos conocemos el término «trabajar de sol a sol». Es una de las razones, no la única, de esa inquietant­e despoblaci­ón que sufren muchas autonomías. A esto se unen problemas tan graves como el precio de los productos o el coste energético. Todo ello va en contra de un sector económico fundamenta­l, como se vio durante la pandemia, aunque no recibe las ayudas y el reconocimi­ento que merece. Al Gobierno socialista-comunista no le ha gustado la manifestac­ión, porque le enfrenta con sus contradicc­iones. No era la protesta de los propietari­os de grandes fincas y dueños de coches de alta gama, sino de gente corriente que tiene muchas dificultad­es para llegar a final de mes. Es el campo que no conocen los que se sientan en el gabinete o son altos cargos en los ministerio­s, pero es parte fundamenta­l de la España real.

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