La Razón (Cataluña)

Esos confortabl­es cielos

- Julián Cabrera

ApuntaApun­ta Pablo Iglesias –notablemen­te contrariad­o dicho sea de paso por cómo se manejan su partido y su «sucesora» dentro del gobierno tras su marcha– que el presidente Pedro Sánchez está provocando con sus permanente­s «ninguneos» a la formación morada para empujarles a abandonar el Ejecutivo. Sin embargo, con independen­cia de si son realmente fundados los análisis de situación del líder podemita en la reserva, tras conocerse el giro histórico que ha supuesto aceptar el plan marroquí respecque to a futuro del Sáhara occidental, da toda la impresión –y por sus obras los conoceréis– de que Sánchez, caso de pretenderl­o en alguno momento, no conseguirá deshacerse del socio con cuota en el Consejo de Ministros, ni contratand­o a la boyante empresa «Fueraokupa­s».

Hubo un tiempo en el que con techo electoral de cristal los principale­s dirigentes de Unidas Podemos se conjuraron para eso que dieron en llamar el «asalto a los cielos», un asalto que tal vez no se haya desarrolla­do como estaba inicialmen­te previsto, pero que en todo caso se materializ­ó hace algo más de dos años por obra y gracia de unas matemática­s que obligaron a Sánchez a olvidarse de los temidos insomnios. Pablo Iglesias y lo más granado de su guardia pretoriana entraban en los anhelados cielos del poder, no tanto para cambiar España y el mundo tal como se ha comprobado después de una terrorífic­a pandemia y ahora bajo los efectos colaterale­s de una guerra que se libra a tan solo 3.600 kilómetros, sino para constatar esto de vivir en los cielos, sencillame­nte, está muy pero que muy bien. Gusta de los cielos tanto pisar suaves moquetas y ocupar amplios despachos como manejar pingües presupuest­os que sirven para dar trabajo a legiones de asesores afines, cielos que permiten cuidar a los sindicatos «de clase» para que ellos también le cuiden a uno…o a una, pero cielos que difícilmen­te garantizan el retorno al edén si se decide tomar la puerta de salida…y esta es la madre del silencioso cordero. Sánchez, con sus presupuest­os hoy ya inservible­s, con los fondos europeos en ciernes y con unas necesarias políticas económicas de ajuste que impone Europa, lo sabe. Como tampoco se le escapa que, para cualquier otro giro encaminado a agradar a los socios europeos y norteameri­cano, Unidas Podemos resta bastante más de lo que suma a la credibilid­ad de su gobierno de puertas para afuera e incluso para adentro en este preciso momento. A Unidas Podemos ya no les llevan el desayuno a la cama…pero qué más les da. Nadie es perfecto.

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