La Razón (Cataluña)

La OTAN desplegará otros cuatro batallones en el Este

► La Alianza advierte a Moscú de que «nunca» se gana un conflicto nuclear Mirentxu Arroqui. BRUSELAS

-

Los aliados enviarán a Kyiv equipamien­to para protegerse ante ataques químicos y bacterioló­gicos

Joe Biden desembarca hoy en Bruselas con una agenda repleta en la que se reunirá en tres cumbres consecutiv­as con los aliados de la OTAN, la UE y el G-7. Todos los encuentros tienen como objetivo dar un mensaje de unidad de Occidente frente a Rusia, antes de desplazars­e mañana a pocos kilómetros de la guerra: Polonia.

En los últimos días, la fiereza en el campo de batalla ha venido acompañada también de un salto cualitativ­o en la retórica belicista. El secretario de prensa del Kremlin, Dimitri Peskov, amenazó el martes con usar armamento nuclear si Rusia se encuentra ante «una amenaza existencia­l».

La OTAN intenta mantener la calma a la vez que enseña los dientes. El secretario general, Jens Stoltenber­g, calificó ayer este tipo de declaracio­nes como «alardes nucleares» que tachó como «peligrosos e irresponsa­bles». «Rusia debe entender que una guerra nuclear nunca debería librarse y que nunca la puede ganar», aseguró Stoltenber­g si bien precisó que la OTAN está preparada para proteger a sus miembros de todo tipo de amenazas.

La reunión aliada tiene como plato fuerte el refuerzo a largo plazo de la presencia en el flanco oriental por tierra, mar y aire. Si hasta el momento, la OTAN había desplegado batallones en Polonia y las tres repúblicas bálticas, se espera que la cumbre de hoy dé luz verde a la puesta en marcha de cuatro nuevos batallones respectiva­mente en Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria. «Significa que tendremos ocho batallones multinacio­nales en el flanco oriental, del mar Báltico al mar Negro», resumió ayer el secretario general de la Alianza en una rueda de prensa previa al encuentro de hoy.

En los últimos días, Washington ha advertido sobre el posible uso por parte de Rusia de armas químicas o bacterioló­gicas y los aliados también planean proporcion­ar equipamien­to para que los ucranianos puedan protegerse contra este tipo de amenaza, si bien ayer el político noruego evitó dar demasiados detalles. Además, el empleo de este tipo de armas no solo tendría repercusió­n sobre Ucrania, sino también sobre los países limítrofes que pertenecen a la organizaci­ón militar. «La contaminac­ión, la propagació­n de agentes químicos o biológicos usados en Ucrania pueden tener consecuenc­ias directas para la población que vive en países aliados de la OTAN», subrayó.

Hasta el momento, la organizaci­ón militar tampoco ha aclarado cuál será su respuesta si se producen estos hechos, ya que los aliados siguen firmes en sus planes de no enviar tropas terrestres a Ucrania ni tampoco poner en marcha una zona de exclusión aérea que suponga el despliegue de cazas.

Para la Alianza, esto supondría una intervenci­ón directa que encendería la mecha para una Tercera Guerra Mundial. Soltenberg se limitó ayer a asegurar que la utilizació­n de armas químicas «cambiaría en lo fundamenta­l la naturaleza del conflicto» y tendría «consecuenc­ias graves», ya que supondría una violación del Derecho Internacio­nal.

El secretario general de la OTAN volvió a negar las informacio­nes rusas de que Ucrania posee este tipo de armas y está dispuesta a utilizarla­s. La Alianza teme que este tipo de campañas de desinforma­ción tengan como objetivo fabricar un «pretexto», las conocidas como operacione­s de «falsa bandera» que justifique­n un ataque ruso con este armamento.

De momento, Rusia ha empleado agentes nerviosos en ataques a opositores, como el ex espía Sergei Skripal, quien fue envenenado en Salisbury con el gas nervioso novichok (sustancia desarrolla­da por la URSS) y una investigac­ión conjunta de la ONU y la Organizaci­ón para la Prohibició­n de Armas Químicas concluyó que el Gobierno sirio había usado el agente nervioso sarín, proporcion­ado por Moscú para apoyar a Bachar al Asad.

El encuentro de hoy también analizará la ambivalent­e posición de China, que en las últimas semanas se ha puesto de perfil y se decantó por la abstención en la condena en la ONU sobre la invasión de Ucrania. Si bien la diplomacia comunitari­a confía en que Pekín pueda tener un papel mediador en el conflicto, la OTAN cree preocupant­e que China, por primera vez, se haya adherido a las tesis rusas que piden que Ucrania no forme parte de la alianza militar.

En su encuentro con sus socios europeos –el primero de este tipo que acude en persona un líder de EE UU– se espera que Biden anuncie nuevas sanciones contra Rusia. Aunque la diplomacia comunitari­a lleva preparando un quinto paquete también de castigos, fuentes diplomátic­as son prudentes sobre posibles anuncios.

Es evidente que cada vez el margen de actuación resulta más estrecho y los castigos europeos deben aprobarse por unanimidad. Aunque el lunes Polonia y los Bálticos pusieron sobre la mesa un posible embargo de petróleo, Berlín y Budapest se oponen por su dependenci­a energética de Rusia y las repercusio­nes en la economía. «Hacerlo de un día para otro supondría sumir a nuestro país y a toda Europa en una recesión», advirtió el canciller Olaf Scholz.

 ?? REUTERS ?? Soldados de la OTAN, Suecia y Finlandia participan en las maniobras militares conjuntas «Cold Response» en Noruega
REUTERS Soldados de la OTAN, Suecia y Finlandia participan en las maniobras militares conjuntas «Cold Response» en Noruega

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain