Marruecos y España firman la paz con la reapertura de las fronteras
► Exteriores no aclara si hay cesiones a Rabat y si Argel estaba informada
El giro de 180 grados en la cuestión del Sáhara Occidental ya tiene su primera consecuencia: la reapertura de las fronteras y la reanudación de la Operación paso del Estrecho. Los ministros de Asuntos Exteriores de España y Marruecos, José Manuel Albares y Naser Burita, acordarán el próximo día 1 de abril la normalización de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas, y diseñarán la próxima Operación Paso del Estrecho. Así lo anunció ayer Albares en su intervención ante la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, donde compareció para explicar la nueva etapa de relaciones con Marruecos que se abre tras el apoyo de España al plan marroquí de autonomía.
Según el jefe de diplomacia, su visita a Rabat abrirá este nuevo modelo en las relaciones bilaterales que se basarán en una hoja de ruta ambiciosa y detallada que servirá para garantizar la prosperidad y seguridad de los españoles, «especialmente en las comunidades más directamente en contacto con Marruecos».
Fue, quizá, la única novedad que ofreció ayer el titular de la diplomacia española que se esforzó por resaltar que el acuerdo con Marruecos no supone ninguna novedad respecto a la anterior postura de España, algo que criticaron todas las formaciones políticas. En este sentido, la oposición en bloque, y no sólo el PP, Vox y Ciudadanos, sino también los aliados parlamentarios tradicionales del Gobierno de coalición, cargaron en el Congreso contra el ministro por el cambio de posición y su apuesta por el plan de autonomía diseñado por Rabat como la mejor solución a este contencioso. En su comparecencia, Albares tuvo que escuchar acusaciones de opacidad, unilateralismo, mentiras, ruptura de resoluciones de la ONU, traición al pueblo saharaui y temeridad por abrir una brecha con Argelia, principal suministrador de gas natural a nuestro país.
Además, el titular de Exteriores evitó contestar de manera clara y concisa a las dos grandes incógnitas de este acuerdo: las posibles concesiones a Rabat y si se informó a Argel. En este sentido, el ministro no hizo alusión a las posibles contrapartidas, tampoco explicó si Rabat se compromete a abandonar sus reivindicaciones sobre Ceuta, Melilla o las aguas territoriales de Canarias y mucho menos, si en el acuerdo, se insta a Marruecos a que abandone la presión migratoria como arma arrojadiza contra España. Sobre Argelia, que llamó a consultas a su embajador tras conocerse el cambio de posición de España –que niega el ministro–, se refirió en su segunda intervención en la que describió al país como un socio «estable, fiable y sólido también como administrador de gas y como país que siempre cumple y respeta los contratos». Sin embargo y pese a la insistencia de sus señorías no reveló si Argelia estaba informada.
En línea con lo que ya ha dicho en los últimos días, volvió a defender que la postura española es «muy similar» a la que sostienen Francia y Alemania, idea que también repitió el presidente Pedro Sánchez. Además, Albares negó que la decisión de España siga la estela de Estados Unidos, que se mostró partidario de la opción marroquí en los últimos días del mandato del expresidente Donald Trump y que se mantiene a día de hoy. «No seguimos ninguna posición, el Gobierno de España decide autónomamente», manifestó.
Ante las críticas de la oposición, Albares aseguró que España no va a abandonar a la población saharaui, «a los niños y niñas a los que las familias españolas acogen cada verano», según apuntó y que «seguirá comprometida con ellos».
En definitiva, las explicaciones que ayer ofreció el titular de Exteriores, con mención incluida al Rey Felipe VI, no hicieron más que enfadar a las diputados por las evasivas del Gobierno y sus giros de guion.