El juez entrega las agendas a Villarejo y abre la puerta a más investigados
► La Sala de lo Penal obligó a dar copia al comisario de sus manuscritos
Rápida y sin dolor. Así ha sido la entrega de las agendas que tantas veces el comisario jubilado José Manuel Villarejo estuvo reclamando y que el juez denegó pero que, por mandato supremo, ahora ha tenido que hacer. El magistrado instructor del «caso Tándem» ha dado ya copia al comisario de todas sus anotaciones personales, según indican fuentes judiciales, y esto ha dejado una gran puerta abierta para otras defensas que quieran llevarse a su casa los manuscritos, prueba fundamental de muchos de los indicios de los delitos por que se les acusan.
Además de las innumerables ocasiones en las que Villarejo ha mencionado, dentro y fuera de la Audiencia Nacional, su derecho a volver a tener sus libretas, el comisario las reclamó formalmente al juez Manuel García Castellón que le dijo que no en julio del pasado año. Pero en una decisión de la Sala de lo Penal del pasado viernes, los magistrados consideran que, si bien no debe quedarse con las originales porque éstas deben permanecer en la causa como elemento de prueba, sí debe tener acceso a una copia de todo. Y así, sin dilaciones, se le entregó en un CD a miembros de la defensa del policía a principios de esta semana con todas las páginas.
Villarejo defiende que son sus diarios personales, no simples agendas, que ahí está su memootro ria y que tenerlas le ayudaría a recordar muchas cosas de forma cronológica y, por ende, a defenderse de todo lo que se le acusa. «Son documentos que contienen reflexiones privadas y personales», indicaba en sus recurso. Sin embargo, los magistrados de la Sala de lo Penal no circunscriben esta entrega a la pertenencia original del comisario, sino a que como parte del procedimiento que es «formula en ejercicio del derecho que, como cualquier persona que acredite un interés legítimo y directo, le otorga» la Ley, expresa el auto.
Esto deja una rendija en la que muchas otras defensas ven con claridad la posibilidad de que la copia de las agendas se haga a todo aquel que las reclame. Éstas se incautaron en dos tandas. Las primeras al inicio del procedimiento cuando se detuvo a Villarejo y van de los años 2015 a 2017. Se digitalizaron y se pusieron a disposición de las partes. Fue la segunda vez que se procedió a la detención del comisario que, en registro de su casa, se encontraron otros 13 tomos con todas las fechas anteriores a esos años. El juez decidió entonces que no las daba a las partes, sino que las custodiaba en su caja fuerte y que, quien quisiera, podía ir a verlas con lápiz y boli para apuntar, pero sin llevárselas. Esta decisión ya fue muy polémica en las partes que, según varias fuentes de las defensas, nunca entendieron cómo una prueba tan crucial no se permitía analizar con todo el detalle que un despacho de abogados permite.
Por eso ahora, diversos de los consultados, ya preparan escritos para pedir que ellos también quieren tener copia de todo o, al menos, de parte de lo que les afecta. En el auto de la Sala de lo Penal se expone que «tal derecho solo está exceptuado en el caso de documentos declarados secretos o reservados, condición que no consta tengan». Así que si las agendas no son secretas, las partes no ven trabas para que ellos también puedan acceder para organizar mejor la defensa. En algunas de las líneas de investigación de este macroprocedimiento las revelaciones en estos cuadernos han sido piedra angular sobre la que se han tallado algunas imputaciones. Por ejemplo en la «operación Kitchen» en laque el juez ha situado el inicio gracias a una de estas notas.
Otros imputados preparan escritos para que les den copia también de todas las libretas