Cambio de nombre del paseo marítimo D.J.F..
► El Nomenclátor ha aprobado homenajear al arquitecto Oriol Bohigas
La Ponencia de Nomenclátor de Barcelona aprobó ayer cambiar la denominación del paseo Marítimo de la Barceloneta por el nombre de paseo Marítimo de la Barceloneta-Oriol Bohigas. De esta forma, la ciudad rinde homenaje al reconocido arquitecto y urbanista barcelonés que murió el pasado noviembre a los 95 años.
Con esta nueva denominación, el consistorio quiere recordar la figura de uno de los artífices de la apertura de Barcelona en el mar, y que ha dejado un legado imprescindible para entender la transformación urbanística y arquitectónica de la ciudad de las últimas décadas. Bohigas, además, fue delegado y concejal de Urbanismo en Barcelona, y concejal de Cultura hasta 1994.
En un mensaje en Telegram, la alcaldesa Ada Colau afirmó que Bohigas era un hombre «excepcional», que «amaba Barcelona» y que «merecía este reconocimiento». Asegura que el cambio de nomenclátor se producirá «en breve». La alcaldesa destaca que el arquitecto dedicó su vida y su talento «a hacer de la ciudad un espacio más habitable, con un urbanismo que dignificara todos los barrios».
El cambio de nomenclatura es uno más de los homenajes que ha recibido Bohigas de su ciudad. Unas semanas después de su muerte, el Ayuntamiento de Barcelona homenajeó a su figura en un acto en el Saló de Cent con familiares, amigos y compañeros de profesión.
La nueva denominación responde a la voluntad del Ayuntamiento de recordar a «uno de los artífices de la idea de la Barcelona abierta al mar, que transformó la ciudad y fue clave en la presentación de Barcelona al mundo durante los Juegos Olímpicos de 1992». Entre sus obras, destacan algunas de las partes más icónicas de la ciudad catalana construidas en la última mitad del siglo XX, como la Vila y el Port Olímpic, el edificio del Disseny Hub, la estación de Metro de Liceu y el edificio de oficinas de RBA Editors.
Clave en el modernismo, el barcelonés destacó por su labor en el Ayuntamiento, donde en 1980 fue nombrado delegado del área de Urbanismo y, en 1984, concejal de Urbanismo, desde donde proyectó las grandes obras que lucieron posteriormente en los Juegos Olímpicos de 1992.