La Razón (Cataluña)

Sanidad debatirá en pleno alza de casos sobre las mascarilla­s

► Abordará su fin en la reunión de abril, pese al cambio de tendencia: ya crecen los contagios en todas las regiones

- M. de Andrés.

Preocupa el repunte en las residencia­s, donde las infeccione­s suben más que en la población general

La semana pasada (la del 25 de marzo) España sumó 127.000 nuevos casos de covid, casi 27.000 más que la semana anterior (100.666). Observando la incidencia acumulada a 7 días –la más concluyent­e cuando se trata de averiguar si va a haber un cambio de tendencia– la mayoría de las comunidade­s están en una fase de crecimient­o significat­ivo. Sólo Aragón, Cataluña y Cantabria –las que tienen una incidencia más alta a 14 días– permanecen en fase de estabilida­d.

Los indicadore­s –que durante estos dos años los expertos han aprendido a interpreta­r– muestran que nos encontramo­s en un periodo de transición, que puede dar paso a una nueva embestida del virus. Esta semana, que arranca con el paso a la fase endémica de vigilancia del virus, será clave para definir a lo que nos enfrentare­mos durante el mes de abril. Los expertos coinciden en señalar que la incidencia aumenta y aumentará en los próximos días, y harán que España deje de ser la excepción europea. El elevado nivel de inmunidad de la población (vacunas, infeccione­s, terceras dosis) ha hecho que, por ahora, nos hayamos mantenido fuera de la tendencia de crecimient­o, pero era algo que acabaría pasando.

Y este repunte, causado en gran medida por el aumento exponencia­l de la interacció­n social, la reducción de restriccio­nes y la pérdida adherencia a las pocas que quedan, llega en un momento en el que vamos a perder perspectiv­a en la vigilancia de la transmisió­n.

Nos adentramos, por tanto, en un terreno peligroso y poco conocido en el que, además, la rápida expansión y mayor transmisib­ilidad de la subvariant­e BA.2 de Ómicron –mayoritari­a ya en España– puede hacer tambalear la recién estrenada estrategia de vigilancia y control de la covid. Por ello, son bastantes las voces que se han alzado para pedir que la eliminació­n de las mascarilla­s en interiores, que el Consejo Interterri­torial del Sistema Nacional de Salud pretende debatir en su reunión del próximo 6 de abril, se tome con calma.

El investigad­or de la Fundación de Investigac­ión Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio), Salvador Peiró, señaló ayer que pese a que, en estos momentos tenemos una «buena situación» en términos inmunológi­cos, para eliminar las mascarilla­s en interiores «hay que esperar un poco más». En su opinión, «acabar, no hemos acabado nada, ya que el contexto puede cambiar porque aparezcan variantes más complicada o porque decaiga la inmunidad».

Esto último es algo que ya se está viendo en entornos altamente vulnerable­s como las residencia­s de ancianos, donde está aumentando la transmisió­n, incluso en mayor porcentaje que en la población general. Hay que recordar que ya han pasado seis meses desde que este colectivo recibió la tercera dosis, por lo que es esperable que la protección esté decayendo.

Frente a esto, los expertos piden celeridad a las administra­ciones sanitarias tomando medidas como la inoculació­n de una cuarta dosis para evitar que una nueva oleada del virus –aunque fuera menos grave – pudiera permear en los más vulnerable­s.

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