Sánchez y Mielgo: la animación del cine español tiene premio
«The Windshield Wiper» fue el Mejor Corto Animado, pero no hubo suerte para Penélope Cruz
Tuvo que ser en la gala previa, esa a la que la Academia mandó hasta a ocho categorías por no considerarlas «televisivas» y luego poder tirar de tijera en sus discursos, pero el sabor de la victoria es el mismo: «He visto la estatuilla junto a la cama esta mañana y seguía sin poder créermelo. La he mirado, la he cogido y, creo, pesa un poquito más que anoche», confiesa todavía emocionado y con una sonrisa de oreja a oreja Leo Sánchez, productor español que junto al director Alberto Mielgo ganó el Oscar al Mejor Cortometraje de Animación. «The Windshield Wiper» («El limpiaparabrisas») rompió esa barrera otrora imposible para Nacho Vigalondo o Borja Cobeaga y coronó una fiesta española a la que ni Penélope Cruz, ni Javier Bardem, ni Alberto Iglesias pudieron sumarse.
«Cuando dicen tu nombre te emocionas, te mareas, pero mi primer recuerdo tras la excitación fue para mi madre. Falleció hace poco menos de dos años y siempre fue un faro en mi vida y en mi carrera», explica el productor a LA RAZÓN antes de reivindicar la animación como un medio y no como un género, parte de un discurso de aceptación que se perdió en la edición de televisión: «Tanto Alberto como yo amamos la animación infantil y en ella nos hemos desarrollado y crecido como profesionales. Pero hay que recordar siempre que la animación para adultos es un campo magnífico que merece la pena seguir explorando», añade.
Antes de despedirse, muy amable y tras una de las noches más felices de su vida, Sánchez comenta el tenso ambiente que dejó el incidente de Will Smith y Chris Rock en la sala de premiados, esa misma en la que compartió espacio con John Travolta o inició una divertida conversación con Bill Murray, pisando este sin querer la falda de su pareja: «Me enteré del lío cuando vi a Smith gritando. Las hermanas Williams estaban por allí y no sabían dónde meterse. Fue muy feo y tenso, porque estropeó todo lo que vino después», explica un Sánchez que afronta el futuro feliz.