El facherío llora por el rechazo de Almeida

Cristina Almeida ha anunciado a todos sus fans de la derecha: «Nunca haría el amor con un facha». Para ella, facha es básicamente Vox y cuanto se aproxima a Vox, incluido el PP, así que a estas alturas de la función ya deben de estar hechos un mar de lágrimas, decepcionados y heridos por el inesperado rechazo, Santiago Abascal y Espinosa de los Monteros, por ejemplo. Ya jamás de los jamases podrán gozar de la mujer de su vida, se acabaron las fantasías sexuales con la beldad roja, aunque me imagino que ahora podrán respirar más tranquilas sus respectivas esposas, antes amenazadas por la sensualidad arrolladora de la tertuliana. Los galanes del facherío deben de sentirse más o menos como si Charlize Theron y Scarlett Johansson les hubieran dado calabazas a la vez y el mismo día, devolviéndoles las rosas rojas y bloqueándolos en Instagram.

Rufián, que tampoco haría nunca el amor con una facha (aunque eso dependería mucho, imagino, de la facha de la facha), ha dicho que «a la izquierda no nos entiende nadie, hablamos de lo que no interesa; tenemos que dejar de militar en la moral y militar en la utilidad». Almeida confesó en su día que «la educación actual hace a los hombres inútiles». Podría haber añadido que la inutilidad de los hombres explica el éxito del «Satisfyer». Así, y como la política hace extraños compañeros de cama, todo parece depender más de la utilidad que de la ideología. Queda por aclarar, para evitar más quebrantos, si Almeida le considera facha e inútil a Putin, porque, a la espera de la plaga de langostas y la invasión de zombis veganos, ya sólo nos falta un bombardeo con misiles hipersónicos.