La UE fracasa al intentar alejar a Xi de Putin
► Pekín asegura que lidia con la crisis «a su manera» y Bruselas amenaza con «consecuencias» si apoya militarmente a Moscú
LaLa cumbre celebrada ayer por videoconferencia entre la UE y China tenía un propósito claro: convencer al gigante asiático de que abandonase su tradicional ambigüedad sobre la guerra en Ucrania e incluso utilizase su influencia sobre el Kremlin para conseguir la paz o, al menos, un alto el fuego. Tras la cita, nada parece que haya cambiado demasiado. Sin comunicado conjunto ni rueda de prensa común entre las dos delegaciones (algo que por otra parte no estaba previsto antes del encuentro), el primer ministro chino, Li Keqiang se limitó a asegurar que Pekín apoya las conversaciones de paz y lidia con la situación «a su manera». Según informó un diplomático chino a la agencia DPA, el país se «opone a la división de bloques y a tomar partido».
La inteligencia estadounidenses sospecha que China está ayudando a armar a Ucrania y existe preocupación por que Pekín también auxilie al Kremlin a eludir las sanciones económicas impuestas por Occidente. Asimismo, en las últimas semanas los Aliados de la OTAN –tal y como apareció recogido en una declaración de los 30 miembros de la Alianza en la cumbre de la semana pasada– creen que el gigante asiático está colaborando en difundir las campañas de desinformación del Kremlin. Además, Moscú incluso ha llegado a mostrarse en contra de que Ucrania entre en la OTAN, lo que supone un alineamiento claro con las posiciones rusas. La UE, al menos de momento, no tiene tan claro que Pekín esté ayudando a Moscú desde el punto de vista militar, pero está al acecho. «Pedimos a China que ayude a parar la guerra en Ucrania. China no puede mirar para otro lado ante esta violación de la ley internacional», aseguró ayer el presidente del Consejo, Charles Michel, al término del encuentro para después advertir de que la UE estará «vigilante» ante
«cualquier intento de ayudar a Rusia financiera o militarmente». Las diferencias de lenguaje y acciones siguen siendo evidentes y no parecen haberse aminorado, a pesar de que las autoridades europeas aseguraron que el diálogo de ayer había sido «franco y abierto». También infructuoso.
La UE está utilizando sus lazos económicos con Pekín como modo de presión, pero no parece que esté surtiendo demasiado efecto. El propio Charles Michel recordó que el 15% de las exportaciones chinas se venden en el mercado europeo mientras que a Rusia esta cifra tan sólo asciende al 1,5%. Además, la diplomacia europea advierte de la crisis reputacional que podría afectar a las empresas chinas que hacen negocios con Occidente. «Esperamos que China, si bien no apoye las sanciones, haga todo lo posible para no interferir de ninguna manera», declaró la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, si bien no aclaró cuáles serían las consecuencias para Pekín si decide tomar este camino y cómo puede concretarse la ira de Occidente. «La equidistancia no es suficiente, el compromiso activo para la paz es importante y cada jugador debe desempeñar su papel», aseguró Von der Leyen tras recordar que esta guerra no sólo supone un problema de seguridad para la UE sino para toda la arquitectura global. A su vez, la política alemana también recordó que China es de los pocos países con un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU y que tiene el deber de actuar de acuerdo a esta responsabilidad. Por el momento, Pekín ni siquiera utiliza este término para definir la contienda. Además, se abstuvo en la resolución de condena votada por la ONU.