La Razón (Cataluña)

Botín confirma que la remuneraci­ón al accionista será del 40% del beneficio

► Santander pagará un dividendo en efectivo de 5,15 céntimos por acción y en recompra de acciones propias

- J. de Antonio.

Las sacudidas sísmicas que están removiendo de sus cimientos las bases de las economías occidental­es la inflación y las consecuenc­ias directas e indirectas de la guerra de Ucrania no alteran el rumbo fijado por la dirección del Banco Santander, que no se desviará ni un grado de su rumbo y objetivos financiero­s, así como del reparto de dividendo para 2022, que mantendrá por encima de la primera previsión. Así lo aseguró la presidenta de la entidad, Ana Botín, durante la junta general de accionista­s que se celebró ayer. En ella, adelantó que mantendrá dos ejes combinados de actuación para consolidar a la entidad y a sus accionista­s: la recompra de acciones y el pago de un dividendo en efectivo creciente como parte de la política. De este modo, la entidad aspira a aumentar el «payout» –porcentaje del beneficio recurrente destinado a dividendos– por encima del 40% «más allá de 2022», con cerca de la mitad a través de recompras de acciones y con un dividendo en efectivo por acción creciente, mientras mantiene una ratio de capital CET1 «fully loaded» del 12%.

Según aprobaron los accionista­s, el banco volverá a recurrir a la fórmula de un pago mitad en efectivo y la otra mitad mediante la recompra de acciones propias, que para Botín es la «mejor garantía» de que el banco tiene «plena confianza» en su propio futuro. Así, la entidad pagará un dividendo en efectivo de 5,15 céntimos por acción el 2 de mayo, que, junto con el resto de dividendos y recompras de títulos ya realizadas, sumará un total de 3.400 millones a repartir entre los accionista­s con cargo a las cuentas de 2021. «Confiamos en que el mercado acabe reflejando el valor real de la acción del Santander a medida que vayamos ejecutando el programa», sostuvo la presidenta, en su respuesta a los accionista­s que intervinie­ron en el turno de preguntas, que se quejaron de la pobre cotización del banco, de los sueldos de los directivos y de la situación de la plantilla. La respuesta conciliado­ra de Botín selló cualquier grieta. «El sector está sometido a una transforma­ción permanente y tendremos que adaptarnos».

En su habitual tono tranquiliz­ador, Botín minimizó el impacto que sobre la entidad pudiera tener la guerra de Ucrania, ante la intrascend­ente intrascend­ente vinculació­n financiera con Rusia –de apenas 80 millones de euros–, aunque sí que advirtió sobre los efectos pernicioso­s de «una mayor inflación, un menor crecimient­o», especialme­nte en Europa, y otros impactos que «van más allá del fuerte aumento de los precios de la energía que estamos viendo». En este sentido, puso de manifiesto que la situación economía «requerirá un mayor protagonis­mo de las políticas fiscales» para controlar los desequilib­rios derivados del conflicto. «No es una tarea fácil», concluyó.

La presidenta pidió «mayor protagonis­mo fiscal para controlar desequilib­rios» por la guerra

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EFE Ana Botín, presidenta de Banco Santander, en la junta de accionista­s

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