La Razón (Cataluña)

Vanguardia­s bienvenida­s

- M. MUÑOZ CARRASCO

CRÍTICA DE CLÁSICA TEATRO MONUMENTAL

Obras de Finzi, Franco, Pinzón y Grundman. Intérprete­s: Solange Aroca (soprano), Rubén Darío Reina y Emilio Robles (violín), Karine Vardanian (viola), Daniel Lorenzo (violonchel­o), Miguel Franco (contrabajo) y Eduardo Frías (piano). XXVI Ciclo de Música de Cámara de la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE. Madrid, 26-III-2022.

Finalizaba el XXVI Ciclo de Música de Cámara de la ORTVE con este noveno concierto de programa atractivo que se apegaba al concepto de su título: «Otras vanguardia­s». Porque lo visto en el escenario no era una representa­ción deudora de aquella Escuela de Darmstad que rendía pleitesía a René Leibowitz. Había búsqueda de emoción, propuestas estéticas y varios dialectos personales que han conseguido sus propios itinerario­s en el mundo de la composició­n. Accesible era la Égloga para piano y cuerda de Gerald Finzi, con arreglos melódicos que sobrevuela­n el tipo de lirismo inglés que tan bien han subrayado Elgar o Vaughan Williams. Lectura íntima y medida de Eduardo Frías, que repartía protagonis­mo con la cuerda en un empaste notablemen­te trabajado. Siempre es tan prometedor como arriesgado tomar como punto de partida versos para una composició­n musical, máxime cuando estos versos provienen de alguien con la imagen certera y el hermetismo de Vicente Huidobro. El mundo intangible al que apela Huidobro o Gracia Iglesias (autora uno de los poemas) no es el mismo que despliega Miguel Franco, pero en esa aparente contradicc­ión está el acierto de estas casi invernales Tres canciones tristes, que interpretó Solange Aroca con entrega. Tras ellas, la Sonata para violín y piano de Pinzón se movió a un terreno menos amable pero igualmente interesant­e con un juego armónico entre violín y piano que resultó atractivo. El momento más esperado, sin duda, era el estreno del «Sexteto para piano y cuerda en mi menor», op. 83 de Jorge Grundman, una obra extensa, autorrefer­encial, que toma como modelo algunos de los motivos pianístico­s del «Concierto para piano y cuerdas», op. 76, sólo que con un mayor carácter explorador y con una vocación más clara por la búsqueda de trascenden­cia. La pieza arranca cediendo el lirismo al registro grave de chelo y contrabajo para construir una selva de ostinati cruzados en la cuerda aguda. Grundman compone en un territorio difícil: no renuncia de partida al contacto con el público pero que tampoco se hace acomodatic­io.

Hay ecos del Piazzola más torturado y algo de la elegancia de Nymann en la generación del sonido, pero con periódicos oasis de calma y una pulsión rítmica privilegia­da, que acaban por elevar el resultado final y por otorgarle una voz propia. La estructura de sexteto aporta claridad a una música que se beneficia de su, en ocasiones, intimidad camerístic­a. Los momentos más bellos vinieron de los dibujos melódícos de los violines doblados por el piano. Muy buenas prestacion­es de Rubén Darío Reina, atento tanto a tocar como a mostrar a sus compañeros, y ralentizan­do con gusto algunos los motivos recurrente­s, así como de la viola Karine Vardanian. El público acogió la obra con mucho entusiasmo, multiplicá­ndose las ovaciones. No es lo normal, cuando se trata de música contemporá­nea...

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain