La Razón (Cataluña)

Llegaron los invitados del otro lado del Canal

Las cuatro federacion­es británicas no permitiero­n que FIFA opinase sobre el reglamento del fútbol hasta 1913

- Lucas Haurie

Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda (toda la isla hasta la independen­cia de los tres condados sureños y sólo el Norte unionista a partir de 1921) son las cuatro asociacion­es originales del rey de los deportes, las llamadas «Home Nations». Hubo una época en la que decir «fútbol internacio­nal» era referirse a los partidos que las cuatro seleccione­s británicas jugaban entre ellas y ese etnocentri­smo victoriano persistió casi medio siglo, hasta 1904, cuando siete federacion­es nacionales del continente se unieron en la FIFA, hoy todopodero­sa reguladora universal que en sus inicios sólo era una invitada en la mesa de los isleños.

Nueve años después de su fundación, FIFA no tenía aún voz ni voto en un juego cuyas riendas no querían soltar sus inventores, a pesar de que al organismo internacio­nal comenzaron a adherirse federacion­es de América y África. La Internatio­nal Board («Junta Internacio­nal»: vaya broma) era el organismo rector del fútbol y a él sólo pertenecía­n las cuatro «Home Nations». Fue precisamen­te un inglés, Daniel Woolfall quien forzó la integració­n desde la presidenci­a de FIFA. Primero, con la organizaci­ón del primer torneo de seleccione­s digno de tal nombre, durante los Juegos Olímpicos de Londres de 1908. Y luego, por su empeño en unificar las reglas.

Woolfall convenció al resto de federacion­es europeas –que eran ya una veintena más Sudáfrica, Egipto, Estados Unidos, Chile o Argentina, entre otras– que amenazasen a los británicos con una secesión: «O nos permitís dirigir el fútbol con vosotros o lo jugamos con nuestras propias reglas», vino a ser el mensaje. La reacción fue inmediata, pues en la reunión celebrada el 4 de abril en el Hotel Wynnstay de Wrexham (Gales), la Internatio­nal Board consideró la propuesta inglesa para que «dos representa­ntes de FIFA sean admitidos en la IFAB». Tras el congreso de mayo en Copenhague, el belga Edouard de Laveleye y el neerlandés Wilhelm Hirschmann se convirtier­on en los primeros continenta­les en debatir sobre el reglamento del fútbol.

Los británicos se aseguraron el control del reglamento cambiando cambiando la normativa de la IFAB, que hasta entonces había exigido unanimidad para toda modificaci­ón y, desde el congreso de 1914 en París, requería sólo una mayoría de cuatro quintos, justo la que conseguirí­an las «Home Nations» unificando sus posturas. Tras la I Guerra Mundial, Jules Rimet impulsa la gran revolución de FIFA al organizar el Mundial –al que los británicos no acudirían hasta 1950–, si bien no quiso interferir en asuntos reglamenta­rios hasta el final de su mandato, en 1954.

Tras el breve interregno de Rodolphe Seeldrayer­s, fue otro inglés quien internacio­nalizó por completo la IFAB. Arthur Drewry tachó de «ridículo anacronism­o que cuatro pequeñas naciones gobiernen el juego que se practica en más de cien países» y exigió una recomposic­ión de la «Junta», en la que las federacion­es británicas mantenían dos miembros cada uno y FIFA pasaba a ostentar ocho asientos, por lo que ninguna modificaci­ón podría hacerse ya sin su consentimi­ento.

Esa estructura se mantuvo durante más de medio siglo y todavía sigue hoy intacta, con dos reuniones anuales en la sede permanente de Zúrich, si bien sólo en la que se celebra entre febrero y marzo se permiten abordar cuestiones reglamenta­rias. Sin embargo, en 2014 se produjo un cambio sustancial en los organismos rectores del fútbol, ya que la Internatio­nal Board se emancipó de FIFA para convertirs­e en una asociación con personalid­ad jurídica propia y con la única misión de reglamenta­r el juego. Su panel consultivo, en el que figuran nombres ilustres como Pacho Maturana, Arsene Wenger, Luis Figo o Zvonimir Boban, entre otros muchos, debate ahora la perennidad de una variación que «caduca» tras el Mundial de Qatar: el aumento de las sustitucio­nes de tres a cinco.

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Larry Nassar, en un momento de su juicio por abuso sexual

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