Von der Leyen y Borrell prometen que Bucha no quedará impune
► La UE reabre su delegación en Kiev y anuncia el envío de otros 500 millones de euros en armas para frenar el avance
LaLa presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, desembarcaron ayer en Kiev (Ucrania) en un viaje de fuerte contenido simbólico y puede que el más complicado y sensible de sus respectivas carreras políticas. Ha sido la primera visita de altos cargos comunitarios tras conocerse la matanza de civiles perpetrada en Bucha y justo después de que esa misma mañana misiles rusos hubieran impactado en la abarrotada estación de tren de Kramatorsk, donde unas 4.000 personas, la mayoría mujeres, ancianos y niños, estaban esperando un tren que les permitiera escapar del horror.
El viaje se produjo en medio de máximas medidas de seguridad, sin que los medios de comunicación fueran informados de los pasos de Von der Leyen y Borrell en el país ante el temor de posibles ataques. En su periplo, los dirigentes europeos –fotografiados con chalecos antibalas– se desplazaron hasta Bucha (a unos 25 kilómetros de la capital ucraniana, Kiev), donde decenas de cuerpos sin vida permanecen dentro de bolsas negras para ser identificados, tras haber sido exhumados de fosas comunes. «Era importante comenzar mi visita en Bucha. Porque en Bucha nuestra humanidad se hizo añicos. Mi mensaje al pueblo ucraniano: los responsables de las atrocidades serán llevados ante la justicia. Tu lucha es nuestra lucha. Estoy en Kiev hoy para decirles que Europa está de su lado», tuiteó Von der Leyen.
«Los crímenes de guerra que Rusia cometió en Bucha y en otros lugares deben ser investigados y enjuiciados», apoyó también Borrell, que calificó las imágenes como «desgarradoras».
Los dos líderes se dirigieron acompañados del primer ministro de Eslovaquia, Eduard Heger, a la iglesia de San Andrés, donde colocaron velas como señal de respeto a los difuntos. Después, tanto Von der Leyen como Borrell se entrevistaron con el presidente del país, Volodimir Zelenski. Este viaje se produce en un momento especialmente delicado para la diplomacia comunitaria, ya que las diferencias entre los Veintisiete sobre nuevas sanciones a Rusia que incluyan el embargo del petróleo y el gas son más palpables que nunca. A las reticencias de países como Alemania, cuya economía depende fuertemente de los hidrocarburos rusos, se ha unido en los últimos días la firme oposición del mandatario húngaro, Viktor Orban, que no solo se niega a incluir estas materias primas en nuevas rondas de sanciones, sino que también está dispuesto a pagar en rublos, tal y como exige ahora Rusia, a pesar de que esto supone romper el consenso europeo. Fuentes diplomáticas aseguran que no se espera que este próximo lunes –cuando se celebre una nueva reunión del Consejo de Exteriores de los Veintisiete– puedan aprobarse una nueva ronda de sanciones. Las discrepancias entre las capitales europeas son demasiadas, aunque los diplomáticos europeos siguen trabajando para poder resolverlas.
A pesar de esto, la visita de los altos cargos europeos llegó con varias promesas cumplidas. Ayer entró en vigor un unevo paquete de sanciones que impone el embargo del carbón dentro de 120 días con el objetivo de dar tiempo suficiente a rescindir los contratos vigentes y la nueva ronda también incluye, al igual que han hecho EE UU y Reino Unido, a las dos
hijas de Vladimir Putin: Katerina Tikhonova, Maria Vorotsova.
Además, ayer Borrell aprovechó su viaje a Kiev para anunciar 500 millones de armas suplementarias al país que se suman a los 1.000 millones de euros ya desembolsados y el regreso de la misión diplomática europea a Kiev. Un paso que se produce un día después de que el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Kuleba Dmytro Kuleba pidiera a los países de la OTAN agilizar el envío de armas como modo de salvar vidas.
Hasta el momento, la única representante de la cúpula comunitaria que se había desplazado hasta Ucrania tras la invasión rusa había sido la presidenta del Parlamento Europeo, la maltesa Roberta Metsola, que viajó hasta Kiev la semana pasada.