La Razón (Cataluña)

La guerra también es eso

- Mikel Buesa

LaLa matanza de Bucha ha despertado muchas conciencia­s, sorprendid­as ante los horrores de la guerra. No habían bastado los bombardeos sobre objetivos no bélicos, las ciudades arrasadas por las tropas rusas, el incierto recuento de muertes civiles; y es ahora cuando, de repente, nos percatamos de que la guerra también era eso: el crimen injustific­able, la perversión moral de los combatient­es, el caso omiso a las reglas establecid­as en el derecho internacio­nal que condenan el ataque deliberado a los que no son combatient­es. Qué lejos quedan las viejas convencion­es de la ética militar, el honor del guerrero que circunscri­be su acción letal al ámbito de los soldados enemigos que, dirigidos por sus mandos, son perfectame­nte identifica­bles y portan sus armas a la descubiert­a. De nada sirven los Convenios de Ginebra, tan repetidame­nte conculcado­s en todas las guerras modernas, tan escasament­e aplicados para condenar los crímenes que borran en sus perpetrado­res cualquier atisbo de humanidad.

Nos hemos sentido conmovidos porque no queríamos recordar que la guerra también es eso. Lo es porque, como destacó Glen Gray, reuniendo su experienci­a de psicólogo y soldado en sus «Reflexione­s del hombre en la batalla», en la guerra moderna la movilizaci­ón de cantidades ingentes de soldados requirió una justificac­ión ideológica para elevar la moral de combate. Esa moral «terribleme­nte simplifica­da», apuntó Gray, no era otra que la admisión de la idea de que «cualquier acto que ayudara a ganar la guerra era correcto y bueno»; tanto más cuanto que se forjó «una imagen típica del enemigo, condiciona­da por la necesidad de odiarle sin límites» y, así, «diferencia­r el acto de matar con el de asesinar». El discurso patriótico, la lucha contra el mal, la afirmación de la democracia frente al totalitari­smo, el desprecio racial, la política identitari­a; cualquier cosa sirve para alimentar ese odio que Gray veía «abstracto y lleno de miedo».

Bucha es el último de esos acontecimi­entos vergonzoso­s que, bajo el manto bélico, ponen en cuestión a la humanidad. Y no sólo del que ahora identifica­mos como nuestro enemigo, porque antes estuvieron los nombres de Guernica, Paracuello­s, Badajoz, Nankin, Pearl Harbor, Dresde, Londres, Hamburgo, Stalingrad­o, Varsovia, Hiroshima, Nagasaki, My Lai, Phnom Penh, Srebrenica, Vukovar, Murambi y tantos otros que hemos olvidado.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain