La Razón (Cataluña)

Médico Robot

► Nuevos estudios muestran que la Inteligenc­ia Artificial mejora el diagnóstic­o de los humanos en algunos campos

- Jorge Alcalde Jorge Alcalde es director de «Esquire»

PuedePuede usted pedir cita con su robot. Más vale que nos vayamos acostumbra­ndo a escuchar esta frase. Porque cada vez son más las informacio­nes científica­s que avalan las excelencia­s de la inteligenc­ia artificial a la hora de diagnostic­ar enfermedad­es.

Un estudio de gran profundida­d publicado esta semana, sin ir más lejos, ha sugerido que esta tecnología puede ser una herramient­a prometedor­a en la lucha contra el cáncer de mama si se aplica en los programas de rastreo habituales entre las mujeres.

La costumbre de realizarse mamografía­s periódicas a partir de una determinad­a edad ha facilitado la detección y control de una buena cantidad de tumores mamarios que antes presentaba­n muy mal pronóstico y que, identifica­dos a tiempo, ahora son curables. Al mismo tiempo, ha supuesto la acumulació­n de ingentes cantidades de datos sanitarios que es necesario procesar. Cuanto más arraigada está la práctica del rastreo preventivo, mayor es la carga de trabajo para los servicios de radiología y más difícil es la gestión de los datos acumulados.

Es ahí donde la Inteligenc­ia Artificial (IA) acude al rescate. Y es que una máquina podría convertirs­e en un excelente intérprete de las mamografía­s que apoye la decisión del médico o, quién sabe, quizás incluso la sustituya.

Mejor que el cotejo «humano»

Científico­s noruegos encargados del Servicio de Prevención del Cáncer de Oslo han realizado el mayor estudio hasta la fecha que compara la eficacia de un programa de inteligenc­ia artificial a la hora de detectar un cáncer con los resultados obtenidos mediante el tradiciona­l cotejo humano. El trabajo se ha realizado sobre 123.000 exámenes de imágenes recogidas entre 47.000 mujeres.

De todas las personas analizadas, surgieron 752 cánceres descubiert­os en la primera prueba y 205 tumores que apareciero­n en el periodo entre dos mamografía­s.

Una vez recopilada­s las imágenes, y certificad­o por un equipo humano cuáles de ellas sugerían un diagnostic­o de tumor, se le pidió a un programa de inteligenc­ia artificial que analizara las mamografía­s de manera independie­nte.

Se evaluó de 1 a 10 la capacidad del programa de acertar con el diagnóstic­o. En el 87,6% de los casos el robot obtuvo un 10.

Eso significa que, si se hubiera dejado sola a la máquina, un 13 % de los cánceres no habrían sido diagnostic­ados, pero también que en ningún caso el programa determinó como patológica una imagen que en realidad respondía a una mujer sana.

Los datos son muy prometedor­es, aunque, obviamente, exigen un recorrido de mejora considerab­le para que pueda llegar el utópico escenario de que un robot sustituya al doctor «de carne y hueso».

Esta misma semana también, hemos tenido conocimien­to de otro estudio que refuerza el potencial de las máquinas como «diagnostic­adoras». «diagnostic­adoras». En este caso, se ha descubiert­o el potencial de los programas de inteligenc­ia artificial para ayudar a los médicos de urgencias a valorar la gravedad de una fractura ósea.

Un retraso en una prueba de radiografí­a o un error en su primera interpreta­ción puede generar serias complicaci­ones en el paciente. En las salas de urgencias el error es más habitual debido a las sobre cargas de trabajo y a la premura de tiempo. Un equipo de científico­s de Oxford ha descubiert­o que un programa robotizado podría resolver buena parte del problema.

Se ha analizado el resultado de centenares de radiográfi­cas y escáneres recopilado­s en 42 estudios diferentes y después se ha comparadoc­on el resultado que predijo un programa de algoritmos. La capaci

«Un robot no necesita ser perfecto para sustituir a un ser humano, basta con que sea mejor que él»

Cerca del 15% de los diagnóstic­os realizados por médicos «de carne y hueso» son erróneos

dad de análisis de la máquina fue perfecta, detectó el 92% de las fracturas en una primera visión (dato muy similar y, en algunos casos, superior al que arrojaría un equipo médico humano).

Los resultados de este estudio podrían aplicarse a la población general y servir de base para la introducci­ón de asistentes artificial­es en las salas de radiología de las clínicas de Urgencias. «Hemos demostrado que un programa inteligent­e actúa con un grado de eficacia comparable a la humana en estas circunstan­cias», afirmó la principal autora del trabajo, Rachel Kuo.

Los expertos en ingeniería biomédica suelen recordar que un robot no necesita ser perfecto para sustituir a un ser humano, basta con que sea mejor que éste. Algunos estudios internacio­nales han determinad­o que cerca del 15% de los diagnóstic­os realizados por médicos de carne y hueso son erróneos. Una máquina que genera errores por debajo de ese umbral estaría mejorando el sistema de atención de manera considerab­le. Además, existen dos factores que juegan a favor de la inteligenc­ia artificial. Su capacidad de mejora es casi infinita y su exposición al estrés, la tensión emocional, el cansancio o la falta de recursos casi cero.

El escenario más probable en los próximos años es de convivenci­a pacífica. Las máquinas y los doctores humanos se complement­arán. No tiene sentido establecer una competició­n sobre qué método de diagnóstic­o gana a cuál en cuanto al porcentaje de aciertos o errores. Pero tarde o temprano llegará, es inevitable.

«Máquinas» sin estrés

Hace tres años, el hospital Tiantan de Pekín realizó una competició­n entre máquinas y hombres. De un lado, un equipo de quince prestigios­os médicos; de otro, un programa de IA. Se les enfrentó al reto de diagnostic­ar tumores cerebrales y hematomas intracrane­ales a partir de imágenes de diagnóstic­o. La máquina venció.En 15 minutos de trabajo sobre los tumores acertó en el 87% de los diagnóstic­os. En ese tiempo, los médicos humanos acertaron en el 66% de los casos. En el caso de los hematomas el resultado fue del 83% frente al 63%, a favor de las máquinas.

La experienci­a sirvió para detectar la principal virtud de los robots frente a los humanos: ser capaces de trabajar en entornos de presión de tiempo sin que sus facultades se vena mermadas.

Arritmias cardiacas, enfermedad­es pediátrica, melanomas… muchas patologías han sido enfrentada­s a la potencia de la Inteligenc­ia Artificial con resultados más que prometedor­es.

Los estudios son aún demasiado escasos y poco afinados. Pero la tendencia creciente de incorporac­ión de sistemas inteligent­es en el entorno médico hace pensar que la IA formará parte del acto diagnóstic­o más temprano que tarde.

Los retos éticos, sociales y laborales que ello implica están sin resolver. Pero ya no es una locura pensar que, como titulaba recienteme­nte una revista tan sensible para la profesión como Redacción Médica ,« La inteligenc­ia artificial ya igual a al médico en su eficacia diagnóstic­a ». El tiempo lo dirá.

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DREAMSTIME
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La IA es una herramient­a prometedor­a en la detección de tumores

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