La Razón (Cataluña)

El pintor que quiere dar poder a las africanas

► Una exposición recoge la producción del cotizado artista nigeriano Oluwole Omofemi

- Víctor Fernández. BARCELONA

La historia de Oluwole Omofemi es la de quien lo ha dado todo por su trabajo: el de pintar. Hoy está considerad­o como uno de los más importante­s artistas africanos, algo que queda respaldado por el interés con el que casas de subasta como Christie’s o Sotheby’s ven su trabajo, además de no pocas coleccione­s privadas. «La primera vez que vendí un cuadro fue en 2006, a un coleccioni­sta libanés. Esa sensación de que te pagaban en dólares por lo que había hecho fue muy especial», explica Omofemi en conversaci­ón con este diario. En aquel momento le dieron diez dólares. Ahora sus cuadros se cotizan por 80.000 dólares.

Una parte de esa visión plástica se reúne ahora en una exposición en la galería Out of Africa de Stiges que desde esta semana y hasta el 22 de mayo reúne algunos cuadros de este creador. Todos ellos tienen a la mujer africana como tema principal y bajo el título «A woman’s worth» tomado de la célebre canción de Alicia Keys. «Estoy analizando el nivel de la mujer en África porque catalogamo­s a las mujeres en un nivel y a los hombres en otro. Mi intención es poner a la mujer africana en relieve. La mujer es mucho más que tener un buen esposo e hijos. Lo que hay que hacer, es darle a las mujeres más responsabi­lidades en distintos sectores, como el político o el social, que tenga la posibilida­d de tener cargos», comentó Omofemi. A este respecto, el artista ha sido testigo de la realidad en su continente donde ellas «son denigradas. Es como si solo sirvieran para ser esposas. Quiero reivindica­rlas, aunque esto no es solamente una cosa de África sino que puede aplicarse a todo el mundo. En mis cuadros quiero que ellas tengan el poder».

Cuando se le pregunta al artista cómo son las mujeres que aparecen en sus lienzos de grandes dimensione­s reconoce que «en la serie de pinturas que tengo en la exposición de Sitges, la mayoría de las protagonis­tas son mujeres que no son modelos profesiona­les. En su mirada hay potencia, fuerza, identidad. Como artista pinto la gente que está a mi alrededor: amigos, vecinos, familia... Es esa gente con la que me encuentro a menudo». Para poder captar realiza a sus modelos unas 200 fotografía­s que acaba desembocan­do en la selección de una o dos imágenes que serán la clave para poder llevar a cabo la pintura.

Todo ello desemboca en una composició­n en el que se fija hasta el mínimo detalle en el rostro de la persona retratada. Es la imagen captada con una precisión prácticame­nte fotográfic­a. Pero no nos dejemos engañar porque, pese al poder de la figuración, Omofemi enmarca a los protagonis­tas de sus telas en un fondo abstracto de una intensidad cromatísti­ca que no deja indiferent­e al espectador. «Es un sentimient­o abstracto, de un color muy fuerte. Quiero que quien mire el cuadro pueda imaginar el fondo. Lo más importante para mí es la cara. Trabajo con óleo y acrílico, pero ahora cambio en función de mi sentimient­o. Mis herramient­as son el óleo para la cara y el acrílico para el fondo», explica.

¿Cómo empezó esta búsqueda de la mujer? «Al principio no pintaba mujeres sino niños. Tuve una novia con una peluquería. Ella me dijo que las mujeres ahora quieren guardar el pelo natural, sin trenzas, sin alisar. Esa es una idea que pude explotar: la mujer africana que quiere ser natural, con su propia identidad. El pelo afro es el símbolo de todo esto».

La exposición que inaugurars­e en Sitges tiene, en el momento en el que se escriben estas líneas, prácticame­nte vendidas la totalidad de las piezas expuestas y eso que no hablamos de precios asequibles a todos los bolsillos. Y es que estos retratos fuertes, intensos y que consiguen atrapar al espectador han hecho que Oluwole Omofemi sea un artista reclamado por galerías y casas de subasta. Sin embargo, este pintor nigeriano es muy cuidadoso cuando alguien le pronuncia la palabra éxito. «No me veo como un artista con éxito. En todo caso lo tengo cuando los demás lo tienen, cuando puedo transmitir el éxito a los demás. Cuando tenía diez años, pensaba en ser un artista y quería tener éxito y dinero, es decir, triunfar. Quería lo que tengo ahora», dice Omofemi quien comparte su taller con otros creadores. Entre ellos se ayudan, se prestan los materiales de trabajo. «Cuando a ellos les va bien, a mí también me va bien. Eso es lo que quiero y es a lo que aspiro», reconoció.

Vendió su primer cuadro por diez dólares. Hoy se pagan 80.000 dólares por sus lienzos recientes

La Sitges muestra toma abierta su título en de la canción de Alicia Keys «A woman’s worth»

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LA RAZÓN El artista contempla dos de sus cuadros en la exposición

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