Carletto es mucho Carletto
► Ancelotti, el hombre tranquilo Conviene recordar que no es un piernas. Se trata de un número uno que ha ganado en todos los grandes que ha dirigido
BastaBasta con repasar algunos titulares del último mes y medio para certificar la nula paciencia que tiene el mundo del fútbol con los entrenadores. Ahí van algunas de las perlas que la prensa dedicó a Carlo Ancelotti tras el desafortunado partido de París y después de ese Clásico en forma de Titanic que padecimos hace cuatro domingos.
El primero se escribió tras el encuentro en el Parque de los Príncipes y seguro que, tras la espectacular vuelta en el Bernabéu, su autor rogó al cielo que le tragase la tierra.
–Ancelotti se jugará contra el PSG en el Bernabéu su futuro–. Vamos, que estaba poco menos que amortizado. Y el amortizado hizo tres cambios que alteraron el partido demostrando que los entrenadores sólo tienen que saber implementar dos cosas: las alineaciones y las sustituciones.
No menos retratados quedaron quienes también lo lapidaron al anochecer del 20 de marzo después de ese 0-4 que, incomprensiblemente, dibujó un panorama aterrador olvidando que los merengues continuaban siendo líderes de la Liga con nueve puntos de distancia y que estaban en cuartos de Champions, algo de lo que no puede presumir el eterno rival. –Ancelotti les volvió locos–. –Ancelotti, el gran señalado del Clásico. ¿Decidirá su futuro a final de temporada?–.
–El futuro de Ancelotti en el Madrid no está asegurado–.
Hubo quien desde Barcelona se creyó más sutil y tituló la crónica bis con un perogrullesco «Ancelotti sólo seguirá si gana un título». No habían descubierto la fórmula de la Coca-Cola ni el antídoto definitivo contra el cáncer, simplemente, se limitaron a tirar de manual madridista: «O ganas algo o a la calle». Más prudentes estuvieron en Radio Marca, que optaron por ese punto medio en el que normalmente, no siempre, está la virtud:
–Ancelotti genera dudas, pero las notas se ponen a final de temporada–.
Unos deseaban que se los tragara la tierra tras el 3-1 contra el PSG en una remontada que quedarán para los anales. Y todos, desde el primero hasta el último, se tuvieron que jamar con patatas sus palabras. Para empezar, porque la Liga está en el bote, y para terminar, porque las semis de la Copa de Europa están a tiro de piedra tras la descomunal exhibición en Stamford Bridge. Y eso que nadie daba un euro por este equipo en Champions este año.
El más justo tras el Clásico fue Florentino Pérez ,otr ora señalado como devora entrenador es. Fue pitar el árbitro el final de la pesadilla y bajarse raudo y veloz al vestuario para dar ánimos al entrenador:
–¿Tú cómo preferirías estar ahora, como ellos que se encuentran a nueve puntos y sin Champions o como nosotros a pesar del 0-4?–, le espetó el presidente a un tipo cuyo rictus y cuya expresividad no varían apenas entre la victoria y la derrota. Lo describe perfectamente su biografía autorizada, Liderazgo tranquilo. La respuesta fue escueta, sin alharacas, como es él: «Gracias, presidente».
Convendría no olvidar que Ancelotti no es un piernas de este negocio sino un número 1, vitola que ha conseguido tras triunfar por todo lo alto en todos los grandes que ha dirigido. Sólo hay que ponerle un pero al míster: que para él la plantilla son 13 ó 14 jugadores y los demás es como si no existieran. Resulta incomprensible, por ejemplo, que Fede Valverde no haya contado demasiado esta temporada. O que no haya intentado recuperar a Isco o que permita el cachondeíto de un Bale que es de largo el que más cobra de los 25, por encima de un Benzema que huele a Balón de Oro.
No minusvaloremos al hombre tranquilo que es Ancelotti. Y, tal y como apuntó acertadamente Radio Marca, pongámosle la nota definitiva a finales de mayo. Que Carletto es mucho Carletto. De momento, con la Liga en el bote, lleva un notable alto. Y la matrícula de honor es posible. Vaya si es posible.
La nota de momento es de notable alto, pero la matrícula de honor es posible»