La Razón (Cataluña)

Las calles inseguras y con más delincuenc­ia de Barcelona

► Las peores Santa Pacià y Aurora, en la zona que concentra casi todas las vías con más delitos, el barrio del Raval

- Joan Planes.

BarcelonaB­arcelona tiene una clara fama, sobre todo en los últimos años, de ciudad insegura. Es más de percepción que de estadístic­as reales. En ciudad hay urbes con peor índice delictivo, y los homicidios y asesinatos no llegan a los 10 cada año en la capital catalana. Sin embargo, por supuesto que hay barrios y calles más peligrosas que otras, y que casi siempre se concentran en el barrio del Raval. «Ganan» las calles Santa Paciá y Aurora, pequeñas, estrechas y con apenas 100 metros de largo, son las calles más peligrosas de Barcelona. Son vías con narcopisos.

Según afirman los comerciant­es de dichas calles, los turistas han dejado de asistir a esas zonas y la facturació­n ha caído entre un 50 y un 75% durante el mes de agosto en relación al año anterior. Siempre han sido calles conflictiv­as, pero durante el último verano la violencia ha sido la tónica dominante.

El hecho de que sean muy estrechas hace que cualquier cruce entre dos personas roce lo personal. Los narcopisos son frecuentes y la droga reina ambas calles. Las viviendas cada vez son más de alquiler para turistas y los residentes, a la que pueden, se marchan, cita VozPopuli.

Los implicados, indirectam­ente por un tema de proximidad, culpan a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, así como a la Generalita­t, a quien acusan de «haberlo permitido todo», pues la situación ha empeorado en los últimos cuatro años.

A parte de los robos, la delincuenc­ia y la droga, la prostituci­ón también es una actividad diaria y uno de los problemas latentes en el barrio de El Raval de Barcelona, sobre todo en la calle Aurora, donde esta actividad se multiplica en relación a otras calles del barrio

Otro gran ejemplo delictivo es la esquina de la calle Riera Baixa con Hospital del barrio barcelonés del Raval. El objetivo principal ahí son las carteras y los móviles, y si son de foráneos, miel en hojuelas.

Los vecinos lo saben todo: “Al principio ya detecté que siempre había un grupo de personas que estaban a diario en la calle quietos. Vendían droga, documentos falsos, objetos robados… Siempre eran los mismos y los vecinos de alguna manera mirábamos hacia otro lado. En unos meses pasaron de ser cinco personas a 30. Plantados allí las 24 horas del día. No dejan dormir, se pelean, acosan a las mujeres», denuncian. La mayoría son de origen marroquí y argelino, aunque los vecinos no quieren «racializar el conflicto», muchos son los llamados Mena (menores extranjero­s no acompañado­s) y no hay que ser demasiado fisgón para observar como algunos esnifan algo de una bolsa cada tres minutos.

Hace 5 años apareció en la misma calle un nuevo fenómeno: el turismo de la droga. Personas, sobre todo italianos, iban a consumir heroína. El cambio coincidió que la convivenci­a entre vecinos y delincuent­es no era deseable pero si permisible ya que los malhechore­s respetaban al vecino.Pero el cambio apareció con la llegada de decenas de Mena en este punto del Raval. «A las 7 de la tarde empiezan a esnifar disolvente y entran en la dinámica de los robos… miedo. Tengo muy claro que los que vendían antes pequeñas cantidades de droga no han podido frenar esto porque realmente tanta insegurida­d perjudica a esta actividad que necesita discreción» dijo una vecina. Los residentes empezaron a plantarse ante los menas. «Al principio nos amenazaban amenazaban de muerte, luego, al ver que éramos muchos empezaron a dispersars­e», recuerdan. «Siguen molestando. Ahora en lugar de ensuciar mi portal ensucian el del vecino. Ellos están allí día y noche. Es su oficina. Aquí se toman el café, se comen el bocata, se fuman el porro. Había uno que estaba sentado en una silla delante del portal de mi casa y una vez le vi intentando guardar la silla dentro»”, dicen. En la esquina los robos se cuentan por docenas a diario.

Las acciones de la Guardia Urbana se incrementa­ron y comenzaron los operativos en los que se cortaba la calle y se identifica­ba a todo aquel que merodeara por allí.

Por su parte, un ejecutivo irlandés ha creado el Barcelona Crime Map o Mapa del Crimen de Barcelona, una plataforma online en la que se señalan los hurtos, los actos delictivos y violentos que se producen en la capital catalana.

El directivo ha confeccion­ado el mapa interactiv­o de Google que se puede usar para desentraña­r y observar los robos violentos recientes, robos al descuido y los asaltos que se producen en la Ciudad Condal. Además, el creador de la plataforma ha explicado que «de momento está configurad­o en modo visualizar».

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LA RAZÓN Agentes de los Mossos, patrulland­o en una calle del Raval de Barcelona

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