Un amor «En su punto», como la carne
La nueva comedia romántica de Christopher Thompson juega con los prejuicios Matías G. Rebolledo.
EnEn esa Francia que ha hecho carne política el verbo de la tensión entre el campo y la ciudad; esa misma que se dirige a las urnas llena de incertidumbres fraternales, un francés muy inglés, o viceversa, que a su vez es también un director muy actor, y viceversa, ha decidido estrenar una amable comedia romántica sobre el contraste entre el agro y lo urbanita.
Christopher Thompson llega a nuestras carteleras, tras un complicado proceso de distribución a causa de la pandemia, con «En su punto», en la que una clasista directora de una revista de moda (Géraldine Pailhas) hereda la carnicería de su padre. Descubriendo el negocio, y en una argucia que es casi cliché diabético, se descubrirá a sí misma y a Marcial (Arnaud Ducret), un macho carnicero de los de antes en el mejor y el peor de los sentidos. «La historia se nos ocurrió en una carnicería, dándonos dándonos cuenta de cómo casi siempre están regentadas por hombres. Me parecía interesante poner ahí a una mujer sofisticada y dar lugar a la comedia, a la de contrastes, pero también a la romántica y a la que busca la empatía del espectador», explica el director.
Romances maduros
Sin más pretensión que la de sus noventa minutos de encuentros cárnicos, desencuentros carnales y, por supuesto, un edulcorado final, «En su punto» es también una reivindicación de Thompson del amor adulto, poco visto en este tipo de cine: «Era importante que no se tratara de gente novata, ni tampoco de explorarlo desde la senectud, como se ha hecho en otras películas. Quería hablar de un amor pausado, concienzudo e incluso un poco cínico. Sobre gente que todavía es y se considera bella y que no renuncia a una segunda oportunidad en lo amoroso», reconoce el director. Y completa, antes de despedirse con su esposa detrás de él haciendo carantoñas a la cámara: «No me interesaba tanto mostrar la frivolidad de lo periodístico como la de la moda, esa misma que, como ciertos sectores de la población francesa, a veces se olvidan de dónde viene realmente todo, de dónde sale lo que se están llevando a la boca».