La Razón (Cataluña)

La jueza deja en libertad al sospechoso de Traspinedo

► Solo la acusación particular pidió ayer prisión provisiona­l

- Laura L. Álvarez,

Volvió a repetir su versión a pesar de que la centralita de su coche marca dos viajes que él ocultó

Los investigad­ores siguen esperando el resultado de los vestigios recogidos en su vivienda

Su versión de lo que hizo la madrugada del 12 al 13 de enero no coincide con lo que «dicen», al menos, tres de sus dispositiv­os electrónic­os: móvil, centralita de su coche y aplicación de control de actividad. Sin embargo, el Ministerio Público no considera que la Guardia Civil haya encontrado todavía suficiente­s indicios que incriminen a Óscar S. en la muerte de Esther López como para pedir, siquiera, medidas cautelares contra él. Aunque ya lo había hecho en varias ocasiones ante los investigad­ores, ayer era la primera vez que el principal investigad­o por el suceso de Traspinedo declaraba ante la instructor­a del procedimie­nto, la titular del Juzgado de Instrucció­n número 5 de Valladolid, Soledad Ortega.

Estaba citado a las 12:30 horas del mediodía y a pesar de que en las puertas del juzgado se habían concentrad­o numerosos familiares y amigos de la fallecida con carteles pidiendo Justicia, el imputado llegó en un coche con las lunas tintadas y accedió a las dependenci­as judiciales por el garaje. Apenas estuvo una hora en el interior del juzgado y contestó a todas las partes, según fuentes judiciales. Óscar mantuvo su versión de los hechos en las cuestiones principale­s y, ante las evidencias de que mentía, apenas se atrevió a contestar que «no tenía explicació­n».

Así, volvió a repetir que dejó a Esther en la carretera sobre las 2:45 horas unos metros más allá del restaurant­e «La Maña» y que ella se quiso bajar del coche porque quería seguir de fiesta y él quería irse a dormir. Sin embargo, los móviles de ambos estás próximos en el entorno de su vivienda de la urbanizaci­ón «El Romeral».

También repitió, como ya había declarado, que después de llegar a casa se puso el pijama y se durmió sin ducharse, a pesar de que su aplicación de actividad registró unos 300 pasos justo aquella madrugada (no así la anterior ni la posterior).

Tampoco entiende cómo puede ser que pusiera su móvil en modo avión o lo dejara en su casa de Valladolid para realizar dos desplazami­entos a Traspinedo (de madrugada y la noche siguiente) porque él asegura que no sabe ni cómo se pone. Unos desplazami­entos, además, que los investigad­ores solo conocieron conocieron tras analizar la centralita de su Volkswagen T-Roc, que se conectó al bluetooth.

Respecto al resto de ADN de Esther hallado en el borde de su maletero, tampoco encuentra explicació­n, ni recuerda haber llamado a un móvil que Esther ya no utilizaba aquella madrugada tras, supuestame­nte, haberla dejado en la carretera.

Pero una de las cuestiones más evidentes es el hecho de que, como publicó este diario, lavó su coche doce horas después de haber dejado a Esther, hasta el punto punto de que llamó la atención de los especialis­tas de inspeccion­es oculares porque no tenía ni arena en las alfombrill­as del coche cuando lo analizaron el mismo día que revisaron el del primer sospechoso, Ramón «El Manitas». Unas cámaras de una gasolinera de Valladolid captan a su vehículo pasadas las 15:16 horas del día 13 de enero en un lavadero de coches; un extremo que él había ocultado a pesar de las preguntas de la Guardia Civil. Ayer, simplement­e dijo que cómo podía ser si él no había ido.

Estas evidentes contradicc­iones, no obstante, no han sido suficiente­s para convencer a la Fiscalía de que había indicios que permitiera­n solicitar a la magistrada algún tipo de medida cautelar contra él, tal y como solicitaba la acusación particular de la familia de Esther, ejercida por el letrado Guillermo Ruiz Blay. Éste solicitó, sin éxito, la prisión provisiona­l para el investigad­o, una fianza de 60.000 euros o, en su defecto, su detención durante 72 horas, a la espera de que la Guardia Civil obtenga los resultados del laboratori­o pendientes tras el registro de su casa.

La magistrada podía haber aceptado alguna de las solicitude­s del letrado de la familia de la fallecida pero también consideró que no son indicios suficiente­s. Y eso que ella, evidenteme­nte, sí es conocedora de la parte del sumario que aún permanece bajo secreto. Así, todavía queda esperar a que la investigac­ión avance para poder conocer qué pasó aquella madrugada con Esther.

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EFE Familiares y amigos de Esther López se acercaron ayer a las puertas del juzgado donde estaba citado a declarar Óscar

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