La Razón (Cataluña)

Cuba sin jóvenes

- Humberto Montero

CubaCuba está devastada. Las cifras de cubanos que huyen de la isla arrojan la magnitud del desastre. Con el turismo muerto desde hace dos años (313.908 turistas extranjero­s en el primer trimestre del año, dice la tiranía, por los 983.099 que lo hicieron en el mismo periodo de 2020) se ha esfumado la única fuente de divisas para un régimen que ha aniquilado la economía productiva con su socialismo de opereta. Sin esa tabla a la que asirse en pleno naufragio, los cubanos más jóvenes escapan como pueden y el país envejece a marchas forzadas. Para todos aquellos que blanquean con su tibieza las barbaridad­es que lleva cometiendo la tiranía cubana desde hace más de una docena de lustros baste un dato: en marzo, más de 32.400 cubanos fueron detenidos entrando ilegalment­e en EE UU, el doble que en febrero y cinco veces más que en octubre pasado. La huida masiva de cubanos se agudizó desde octubre del pasado año, coincidien­do con la reapertura de las froneste teras cubanas y las de Nicaragua con Cuba. En solo cinco meses, más de 79.800 cubanos entraron a EE UU desde México, el doble que los que lo hicieron durante la llamada crisis de los balseros de 1994, cuando 35.000 cubanos se lanzaron a las aguas del Caribe en embarcacio­nes improvisad­as. Los cubanos han pasado a ser el tercer grupo de migrantes con mayor presencia en la frontera sur estadounid­ense tras los mexicanos y guatemalte­cos y superando a los salvadoreñ­os. También aumenta el trasiego de balseros. La Guardia Costera norteameri­cana ha intercepta­do entre octubre y marzo 1.257 balseros cubanos por los 313 intercepta­dos en 2019, los 49 del 2020 y los 838 del 2021. A ritmo, alrededor del 1% de la población cubana, jóvenes en su mayoría, saldrá de la isla este año, un éxodo que no se veía desde 1980, durante la crisis migratoria de Mariel, cuando unos 125.000 escaparon del socialismo. Como será la cosa que, mientras la izquierda de salón latinoamer­icana y los sátrapas de Venezuela y Nicaragua le ríen las gracias a Díaz Canel, el propio diario oficial «Granma» ha tenido que hacerse eco de la galopante inflación y el desabastec­imiento. Por supuesto, echando la culpa a otros. Y mientras, los que quedan, amortajado­s, doblan el espinazo cada día como pueden para subsistir camino de la miserable jubilación que les espera. Un paraíso.

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