La madre de las niñas de Tenerife da a luz a una niña
►Beatriz Zimmermann volvió a ser mamá un día antes del aniversario de la desaparición de Anna y Olivia
Beatriz Zimmermann, la madre de Anna y Olivia, las niñas de Tenerife asesinadas por su padre Tomás Gimeno hace un año, ha dado a luz a su tercera hija. El parto, que tuvo lugar tras un embarazo llegado a término, fue el martes 26 de abril, justo un día antes de que se cumpliera un año de la desaparición de sus hijas Olivia y Anna. Tanto la mujer como el bebé se encuentran en perfecto estado y toda la familia está feliz después de la tragedia vivida. Zimmermann ya estaba casada con Érik, su pareja y padre de su última hija, cuando sucedieron los hechos y él ha sido su gran apoyo para afrontar la pérdida de Anna y Olivia. La coincidencia en las fechas, el hecho de que su bebé nazca justo un año después de la última vez que estuvo con las niñas, ha sido interpretada desde su entorno como «un regalo de Anna y Olivia» para ayudarla a recuperar la alegría en estas fechas tan duras.
Fue el 27 de abril del año pasado cuando Tomás Gimeno, el padre de las niñas, pidió a Beatriz pasar esa tarde con las pequeñas para después, supuestamente, cenar con ellas. Pero nada de eso fue cierto. Gimeno había trazado un maquiavélico plan para matarlas y después suicidarse y que pareciera que se había fugado con las niñas a otro país, donde cuidaría de ellas. Su idea era clara: hacer el máximo daño posible a su madre para que viviera toda su vida sin saber dónde estaban sus hijas. Pero su plan falló y la Guardia Civil, gracias al encomiable trabajo del buque oceanográfico Ángeles Alvariño, consiguió lo imposible, la aguja en el pajar, y encontró el cadáver de la pequeña Olivia a más de mil metros de profundidad en un fondo marino abrupto y complicadísimo de escudriñar, poniendo un punto a esta agónica espera. Por un lado se confirmaron la por de las sospechas, ya que su entorno insistía en que Gimeno sería «incapaz» de hacer daño a las niñas, pero terminando, al menos, con la incertidumbre de su madre, que llevaba ya casi 50 días de angustiosa espera.
«Se evitó lo que a buen aseguro habría pasado: un incesante goteo de avistamientos por todo el mundo, desde Argentina a Canadá. Si no hubieran encontrado a Olivia ¿cómo habría sido este año para Beatriz?», se pregunta su amigo y portavoz de la familia durante aquellas fatídicas semanas, Joaquín Amills, presidente de la asociación SOS Desaparecidos. «Él quería provocar ese dolor de por vida, el de la incertidumbre. Sino, ¿por qué no las mata en casa y él se pega un tiro allí?».
Pero Tomás tenía ideado un plan y esperó a que las condiciones en el mar fueran las idóneas para llevarlo a cabo. Aquel día lo eran y por eso fue a comprobar horas antes de cometer el crimen que su embarcación funcionaba a la perfección: ningún contratiempo podía hacerle recular.
Aquella tarde, tras matar a las pequeñas en su casa –la autopsia de Olivia reveló la asfixia mecánica por sofocación como causa de la muerte– las introdujo en dos bolsas de deporte y se fue en su coche hasta el puerto de Santa Cruz de Tenerife. Tras deshacerse de los macutos, se suicidó tirándose al mar con alguna sujeción que le impedía salir a flote.
El hecho de que se encontrara el cuerpo de Olivia permitió a su madre iniciar un proceso de duelo