Cuando despertamos, todos éramos ya más pobres
Al portador
Ante las amenazas de gobierno de Argel de cortar el suministro de gas a España si se reactiva el gaseoducto entre Marruecos y la Península, el Ejecutivo español considera que sería suficiente con incrementar las llegadas de gas licuado desde Estados Unidos o Nigeria, que se han convertido en nuestros principales suministradores, por delante de Argelia. La red de plantas regasificadoras es de las más grandes de Europa. se rasgan las vestiduras.
El Gobierno, al final, después de sacar adelante sus medidas –discutibles– contra la crisis, ha tenido que admitir una realidad, que no es de color rosa, ese que algún ministro quiere erradicar de los juguetes de las niñas. La economía apenas creció un 0,3% en el primer trimestre. Eso, unido una inflación desbocada y a los efectos de la guerra de Putin convertía en papel mojado todas las previsiones del Gobierno para 2022. Además, retrasa la recuperación de lo perdido desde 2019 a 2023, como pronto. Nadia Calviño, y hace bien, ha querido curarse en salud. Si luego hay sorpresas positivas, ya se apuntará el tanto. Mejor ponerse rojos ahora que más cerca de unas elecciones. Tenía pendiente revisar las cifras para enviarlas la Unión Europea y ha esperado a conocer los datos del PIB, que son malos y que indican que el consumo de los hogares se ha desplomadoun3,7%,queesmucho.ElGobierno ahora espera que la economía crezca este año un 4,3%, un 40% menos de lo previsto. Defiende, no obstante, pero habrá que verlo, que el déficit se reducirá, aunque hasta 2025 no caiga por debajo del 3% y que el paro también siga en descenso. Además, confía en sostener las cuentas con el truco de no deflactar –actualizar– el IRPF con la inflación, lo que significa un aumento de impuestos. El Gobierno ha tardado en rectificar y quizá no quiera admitirlo, pero todo se reduce a que, cuando despertamos, todos éramos ya más pobres, mientras releemos a Monterroso.