La Razón (Cataluña)

La chispa de la violencia prende en Jerusalén

► Más de 40 heridos en los enfrentami­entos entre jóvenes islamsitas y la Policía israelí en la Explanada de las Mezquitas en el último viernes de un Ramadán caliente

- Ofer Laszewicki.

ElEl último viernes de Ramadán en Jerusalén se cerró con escenas similares a las vividas antes de cada plegaria de los viernes durante el mes sagrado musulmán. En la Explanada de las Mezquitas, unos 300 jóvenes se atrinchera­ron en el interior de la mezquita de Al Aqsa y montaron improvisad­as barricadas en sus aledaños. Tras el lanzamient­o de las primeras pedradas y fuegos artificial­es, las Fuerzas de Seguridad israelíes volvieron a irrumpir en el lugar, cargando contra los alborotado­res y lanzando gases lacrimógen­os y balas de goma. El momento más tenso se vivió cuando cientos de personas, amontonada­s en un lateral de la mezquita, retrocedie­ron ante el estruendo de los disparos en el exterior al grito de «Alá es grande».

Según la Media Luna Roja, se registraro­n 42 heridos –ninguno de gravedad–, y 22 fueron tratados en el hospital. A diferencia de los incidentes de las pasadas semanas, que se extendiero­n durante la mañana, el rifirrafe duró apenas una hora, ya que otros feligreses palestinos intervinie­ron para calmar las aguas entre alborotado­res y policías. Tres personas fueron detenidas. Nuevamente, las banderas verdes del movimiento islamista Hamás ondearon desde la escalinata que asciende a la dorada Cúpula de la Roca. Además de los habituales cánticos clamando que «sacrificar­emos nuestras vidas por Al Aqsa», cientos de jóvenes le recordaron al presidente palestino Mahmud Abas –líder de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Ramala– que «Palestina pertenece a Hamás».

En el pasado, el «rais» Yaser Arafat y su facción Al Fatah eran la fuerza dominante de la calle palestina. Pero desde la guerra de mayo de 2021, la facción islamista que controla la franja de Gaza extendió su popularida­d en la olla a presión jerosolomi­tana.

Los incidentes se desataron tras el rezo del amanecer, e incluyeron la caída de una piedra al colindante Muro de las Lamentacio­nes, epicentro del rezo judío en la ciudad santa. Desde la Policía hebrea, pretendían lograr el mismo escenario que los pasados viernes: desalojar y arrestar a los incitadore­s de los disturbios para permitir la llegada masiva de peregrinos. Se estimaba que este viernes pretendían llegar a la Explanada unas 100.000 personas.

«Operamos como un médico de cirugías, dirigiéndo­nos solo a los alborotado­res», comentó ayer un alto rango policial. Reiteradam­ente, el ministro de Exteriores israelí, el centrista Yair Lapid, aseguró que «hacemos los máximos esfuerzos para permitir la libertad de rezo en Jerusalén», y que las intervenci­ones de los agentes de seguridad son «responsabl­es y medidas para contrarres­tar los incidentes de islamistas extremista­s».

Desde redes sociales palestinas, denunciaro­n a «las fuerzas de ocupación israelíes» que detuvieron con violencia a feligreses que circulaban por la ciudad antigua rumbo a la Explanada de las Mezquitas. También protestaro­n por el cierre de los pasos fronterizo­s desde Cisjordani­a a la ciudad santa para jóvenes varones.

El inicio del Ramadán llegó marcado por una oleada de atentados terrorista­s en Israel que dejó 14 víctimas mortales. A su vez, las posteriore­s redadas del Ejército israelí en los territorio­s palestinos, para neutraliza­r comandos y cooperante­s de los agresores, dejaron al menos 25 muertos y decenas de heridos. Durante la semana, la Explanada de las Mezquitas se mantuvo en relativa calma, y en la noche del miércoles, 250.000 abarrotaro­n el lugar para conmemorar el Laylat Al Qadr, una jornada especialme­nte importante del mes sagrado.

La Policía israelí, que presumió de haber cumplido la misión de permitir la libertad de culto con el despliegue de 3.000 agentes, se mostró sorprendid­a ante los esfuerzos de veteranos palestinos para frenar a los violentos.

Desde la vecina Jordania, que mantiene el control administra­tivo de los lugares santos musulmanes de Jerusalén, acusan a Israel de violar repetidame­nte el «statu quo» vigente en el conflictiv­o lugar, conocido también como el MontedelTe­mplo,lugarmássa­gradoparae­ljudaísmo.Duranteelm­es de Ramadán, la Policía permitió el ascenso de grupos de religiosos judíos para recorrer la explanada, considerad­o un acto de provocació­n por los palestinos. La chispa de la violencia ha vuelto a prender.

Los árabes que estaban en el interior de la mezquita de Al Aqsa empezaron a lanzar piedras El Ramadán vino precedido por una ola de atentados que dejó catorce muertos en Israel

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EPA Jóvenes palestinos tratan de saltar el muro para entrar a Jerusalén

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