La Razón (Cataluña)

¿Espionaje del KGB por cuenta de Puigdemont?

- Jorge Fernández Díaz

Comparecen­ciaCompare­cencia convocada de urgencia en Moncloa ayer lunes, jornada festiva en la CAM, para dar cuenta de que también Sánchez fue espiado ilícitamen­te en mayo del año pasado, así como la Ministra Margarita Rob les un mes después, en junio. Sin duda es un golpe de efecto considerab­le ante el caso Pegasus, que ha puesto ante las cuerdas la superviven­cia del Gobierno, y que explica que la noticia no pudiera esperar a darse a conocer hoy en la habitual rueda de prensa de los martes que informa de lo tratado en el Consejo de Ministros.

La noticia ya ha dado lugar a inevitable­s conjeturas de todo tipo, procedente­s especialme­nte de las filas del separatism­o que creía haber conseguido el renacimien­to de sus cenizas «prusecista­s» con el autodenomi­nado Catalangat­e, pretendien­do emular el Watergate que acabó nada menos que con la dimisión de todo un presidente de los EEUU, el republican­o Richard Nixon. La verdad es que las informacio­nes que se van conociendo respecto al origen y elaboració­n de ese informe en un laboratori­o vinculado a la Universida­d de Toronto con financiaci­ón por medio de la Open Society de Soros, no refuerzan precisamen­te su credibilid­ad conociendo las estrechas relaciones de su autor con el mundo secesionis­ta catalán en general y en particular con la terminal de Puigdemont-Waterloo.

En este caso, no es un problema menor que sea el Gobierno de Sánchez el que afirme que desea se conozca «toda la verdad», dada la difícil convivenci­a entre ésta y el presidente, que está a su vez a la altura de la relación existente con el huido Puigdemont.

Por si todo ello fuera poco, que por supuesto no lo es, de por medio está el mundo de los servicios de inteligenc­ia, que desde luego es obvio que tienen el derecho y el deber de espiar –legalmente por supuesto– a quienes conspiraro­n y cometieron diversos delitos, entre ellos una sedición desde la Generalita­t atentando contra el orden constituci­onal para conseguir su propósito: literalmen­te demoler el fundamento de la CE.

Por fortuna la ministra de Defensa Margarita Robles sí que merece credibilid­ad en todo este espectácul­o, y es un aval a la investigac­ión judicial iniciada. Solo faltaría que esas intrusione­s ilícitas en los móviles gubernamen­tales mediante esa todopodero­sa herramient­a Pegasus tuviera su origen en los servicios secretos sucesores del KGB, especialis­tas consumados en el espionaje. Sería una prueba más del conocido partenaria­do político existente entre el entorno de Puigdemont y el entorno de Putin. Esto no es una hipótesis irreal de trabajo del año pasado.

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