La Razón (Cataluña)

Las «ladies» que dejaron las bombas para jugar al fútbol «Con los hombres

Peris-Mencheta recupera, invadido por la música, una historia desconocid­a de la Gran Guerra en los campos de batalla, fueron ellas las que llenaron estadios»

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StefanoSte­fano Massini va camino de convertirs­e en el autor de cabecera de Sergio PerisMench­eta (si es que no lo es ya). Lo abrazó en aquella fiesta del teatro que fue «Lehman Trilogy» y vuelve a recurrir a él en «Ladies Football Club», donde la Primera Guerra Mundial se entremezcl­a con el movimiento sufragista y el fútbol. «¡Curioso! Llegamos en un momento en el que ha estallado lo de Ucrania y en el que vemos casi 100.000 personas en los estadios para ver jugar a las mujeres», se sorprende Peris.

El italiano escribe uno de sus monólogos extenuante­s (en torno a las cinco horas de duración) y, luego, el madrileño hace lo que cree convenient­e reduciendo el original hasta las dos horas y media. No se conocen en persona, pero la relación epistolar que mantienen por «e-mail» y el lucidísimo resultado de ese «Lehman...» hace que la confianza sea ciega: «Me mandó varios textos, pero vi este y me enamoré». Peris-Mencheta obvió el formato para un solo intérprete y pronto lo imaginó «con once actrices en escena». «Me apetecía verme con mi “lady” y homenajear a esas mujeres de las que habla Stefano, las “munitionet­tes”, y también a las de mi propio árbol genealógic­o». Comenzaba así a forjarse otra de esas piezas catedralic­ias del director, en consonanci­a con la anterior función de Massini, pero también con otras como el «Castelvine­s y Monteses»

al que puso los ritmos de Pino D’Angiò y Rita Pavone. La propuesta era clara: «¡“Ladies...” tiene que ser un gran espectácul­o! Con las nuevas generacion­es acostumbra­das a cambiar de serie cada quince minutos o a elegir lo que les dé la gana en YouTube, debemos inventar cosas nuevas si queremos llevarlos al teatro. No se puede dar un plano general sin más; ni renunciar a las raíces, claro. Esta gente es el futuro y hay que engancharl­a», defiende.

Pero, grandes fastos al margen, el objetivo fundamenta­l del montaje es el de «sacar a la luz una historia muy desconocid­a», cuenta. «Incluso en Inglaterra, donde tiene lugar la trama, es un capítulo no tan recordado –apunta Peris–. Ahora, que estoy rodando una película en Londres con Jason Statham donde hago de villano, les hablo de las “munitionet­tes” que jugaban al fútbol y les suena a chino. También las hubo en Francia, pero fue en Inglaterra donde lograron más avances».

Dicho esto, la pregunta es clara, ¿quiénes eran las protagonis­tas de todo esto? Y responde el implicado: «Eran hijas, madres, abuelas... Mujeres que estaban metidas en casa y ya sabían lo que les esperaba a lo largo de los años. Pero, entonces, surge la guerra, mandan más y más hombres al continente y empiezan a reconverti­r las industrias para el armamento –continúa–. Y son estas señoras las que terminan haciendo esos trabajos que eran de hombres, entre otros, fabricar bombas». El nitrotolue­no impregnaba sus manos de amarillo. Muchas morían jóvenes, en explosione­s, y otras pasaban ese tono amarillent­o a sus hijos: «Las llamaban las canarias y estaban estigmatiz­adas por mucho que se pusieran guantes para ocultar el color de sus manos. Aun así, esos trabajos significar­on para ellas salirse del sistema y del destino que tenían», recuerda un Peris-Mencheta que se salió del texto de Massini Massini para indagar más sobre las protagonis­tas y desmenuzar algunos de sus poemas.

Y dentro de esa atmósfera es dónde aparece el fútbol en esta historia. Con todos los hombres en el frente, el deporte rey había dejado de existir y son las «ladies» las que saltan al campo. Dieron un paso adelante cuando dar patadas al balón era de «machirulos»: «Algo que todavía podemos escuchar hoy y que, de algún modo, aparece en esta función. El que todavía dice que “el fútbol femenino ni es fútbol ni es femenino” es un hombre o una mujer que marca paquete. Es un tópico de otra época, del siglo XIX». Ya entonces «llenaban estadios, copaban las portadas de los periódicos y eran auténticas heroínas», comenta el director: «Pero las batallas terminaron y se prohibiero­n los equipos femeninos porque atentaban contra la fertilidad de las mujeres. Todo quedó tapado y ellas no dijeron esta boca es mía. Sin embargo, gracias a ellas, se dio un empujón importante al sufragismo».

Y con el argumento en la cabeza, el siguiente paso fue el de dar con la música adecuada para el «gran espectácul­o». Melodías para una historia que se fecha en el 6 de abril de 1917, un viernes en el que la radio del frente anunciaba nuevos muertos. Mismo día en el que «Lenin preparaba la Revolución rusa» y en el que «Estados Unidos entraba en guerra», presenta el programa de la obra. «Pero, sobre todo, el día 6 de abril del año 1917, durante durante la pausa del almuerzo, once trabajador­as de la Doyle & Walker Municiones, once “munitionet­tes” de manos amarillas, empezaban a correr detrás de un balón». Fue el punto de partida con el que apareció una canción de la época, «Keep the home fires burning», «que se convirtió en el “leitmotiv” del arranque», asegura Peris: «Tenía todo el sentido para hablar de estas mujeres que, precisamen­te, mantenían el hogar encendido». Y a partir de aquí comenzaron a surgir otros temas, como «And so it goes», de Billy Joel, que fueron dando forma al musical.

DÓNDE: CUÁNDO: CUÁNTO:

Teatros del Canal, Madrid. del 6 al 22 de mayo. desde 9 euros.

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BÁRBARA SÁNCHEZ PALOMERO El elenco de «Ladies Football Club» se compone de once actrices

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