Numancia en la Moncloa
Opinión José María Marco
PedroPedro Sánchez parece haber pretendido resetear su posición política. No era para menos, después de dos semanas de escándalos: desde la campaña orquestada por el independentismo sobre el espionaje de sus adeptos hasta las airadas peticionesderesponsabilidadesdel sector podemita del Gobierno, pasando por la asombrosa revelación, hecha por el propio Gobierno, de que el presidente había sido objeto de espionaje y vigilancia, y el consiguiente enfrentamiento de unos ministros socialistas con otros de la misma familia. Y sin embargo, Sánchez no hizo alusión a nada de todo esto. Tan sólo esgrimió dos argumentos. Uno explícito, el de los datos económicos, que el Gobierno interpretadelaformamásfavorable posible. Y otro implícito, por el escenario elegido: para Sánchez, Barcelona –es decir, el nacionalismo– sigue siendo la pieza clave de su proyecto. Los dos le sirven para argumentar la «necesidad» de continuar y agotar la legislatura: no perjudicar la recuperación económica y no interrumpir el proceso de normalización y reintegración del nacionalismo catalán en la política española. Con el apoyo de Bildu, que hará las veces de comodín cuando sea necesario, el Gobierno tiene asegurado un cierto respaldo parlamentario. Y con el apoyo de Bruselas, que bastantes problemas tiene ahora con la construcción de una nueva UE, por no decir de un nuevoOccidente,Sánchezsegarantiza los fondos europeos, que no servirán para hacer las reformas necesarias, pero sí para evitar al quiebra. Queda el principal foco de estabilidad, que son los socios de Unidas Podemos, y otro menos espectacular, pero no del todo irrelevante, como es el enfrentamiento interno en las filas de los ministros de cuota socialista. Es muy posible que el primero desemboque más pronto que tarde en una salida del Gobierno de las podemitas, pero esto no tendrá por consecuencia la aperturadeunanegociaciónamplia con el PP. Más bien, Sánchez se encerrará en la Moncloa en busca de una mayoría variable. Llegará a su soñada Presidencia de la UE, y el costeparaelPSOE,ysobretodopara los españoles, será devastador.