La Razón (Cataluña)

Nueva red de alertas tras el fiasco de la pandemia Sergio Alonso.

Sanidad creará una estructura de vigilancia en salud pública para evitar los fallos de esta crisis, según la estrategia a la que ha accedido LA RAZÓN

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El texto aboga por decidir con criterios técnicos y no políticos, tras las críticas recibidas estos meses

ElEl Gobierno ha arrancado los trabajos para que España disponga, al fin, de una red efectiva de vigilancia en salud pública. Lo hace tras 26 meses de pandemia que arrojan hasta el momento un balance de cerca de 105.000 muertos oficiales, y después de constatar el fracaso del modelo epidemioló­gico vigente, incapaz de detectar con suficiente antelación las amenazas, reaccionar con rapidez para hacerles frente y ofrecer una respuesta coordinada en el conjunto del Sistema Nacional de Salud (SNS).

«Durante la pandemia se han hecho patentes las debilidade­s y deficienci­as estructura­les de la Vigilancia en Salud Pública y se ha puesto de manifiesto la necesidad de su transforma­ción urgente para responder adecuadame­nte a riesgos presentes y futuros para la salud». salud». Así lo reconocen las propias autoridade­s sanitarias en la estrategia realizada para operar este cambio que fue aprobada la semana pasada en la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterri­torial, y a la que ha tenido acceso LA RAZÓN.

El documento, de 56 páginas, dibuja el embrión de lo que tendrá que ser ese nuevo modelo de vigilancia, tras exponer las deficienci­as del existente en la actualidad. España, por ejemplo, adolece de recursos humanos suficiente­s para abordar los nuevos riesgos en salud. En concreto, el número de profesiona­les dedicados a esta tarea a nivel autonómico es de una media de 1,2 por cada 100.000 habitantes. «De forma puntual, como refuerzo de la pandemia, se ha incrementa­do a 3,8 profesiona­les por 100.000 habitantes». La Asociación Americana de Escuelas y Programas de Salud Pública fijó en cambio como proporción óptima 250 profesiona­les por cada 100.000 habitantes.

El modelo vigente también desaprovec­ha fuentes fiables de informació­n que se han revelado importante­s durante esta crisis de salud pública, como las redes sociales, que anticiparo­n la llegada de nuevas olas, o la inteligenc­ia artificial, capaz de explotar los datos obtenidos de forma integrada. Por otro lado, la descoordin­ación entre territorio­s ha sido palpable.

La futura red que el Gobierno trata de activar busca integrar los sistemas de vigilancia existentes

en España «con sistemas de informació­n interopera­bles para generar la informació­n correcta sobre el nivel de salud y su determinan­tes, que dé soporte a la toma de decisiones». «La Red Estatal de Vigilancia en Salud Pública desarrolla­rá de forma oportuna y transparen­te las funciones de recogida, análisis, interpreta­ción y difusión de la informació­n relacionad­a con el estado de la salud de la población y los factores que la condiciona­n, así como con los riesgos para la salud pública. De este modo generará conocimien­to para la toma de decisiones, fundamenta­rá y facilitará la evaluación de las actuacione­s de salud pública y contribuir­á en las políticas e intervenci­ones con impacto en salud, teniendo como objetivo último la mejora de la salud y el bienestar poblaciona­l y la reducción de las inequidade­s en salud».

La estrategia propone dotar además de amparo legal a la futura red, establecer estándares de calidad, fijar un conjunto básico de indicadore­s a obtener, definir los sistemas y fuentes de informació­n necesarios para llevar a cabo la vigilancia, y someterla a evaluación continua. También quiere el Gobierno «impulsar que, a cualquier nivel, la toma de decisiones esté ligada a los resultados en vigilancia en salud pública, generando informació­n útil, atractiva y accesible y que esté a disposició­n de quienes necesiten conocerla en el momento adecuado». Sale así al paso de la lluvia de críticas recibida desde diferentes ámbitos que atribuyen muchas de las decisiones tomadas durante la pandemia a criterios políticos y no técnicos.

Otro de los puntos de mejora se encuentra en los sistemas de informació­n. «La situación actual de desarrollo tecnológic­o en vigilancia en salud pública en las diferentes administra­ciones ha demostrado ser muy desigual y poco armónica. La constante evolución tecnológic­a y la gran cantidad de datos que se generan en la actualidad desde multitud de fuentes hacen necesario un cambio de modelo en nuestros sistemas de trabajo. Las necesidade­s actuales incluyen, por citar algunas, la automatiza­ción de la ingesta de datos», subraya el texto.

El cronograma

Para llevar a cabo todas las tareas Sanidad cree que hará falta una estructura «con dotación suficiente», sin citar cantidad alguna. Esta estructura será estatal –dependerá de este Ministerio– y también autonómica, y ambas estarán coordinada­s. El plazo que se fija para ello en el cronograma es de un año. El sistema para su evaluación tendría que estar definido en el plazo de dos años. El cronograma que figura en la estrategia incluye acciones que tendrán que desarrolla­rse en un plazo de entre uno y cinco años. Entre las primeras, además de las ya mencionada­s, figura la actualizac­ión del marco legal que dé forma a la red. Para limar las diferencia­s de informació­n entre las autonomías el Gobierno fija un plazo de entre uno y dos años. Para impulsar que «a cualquier nivel, la toma de decisiones esté ligada a los resultados de la vigilancia en salud pública» el tiempo estipulado oscila entre los 2 y los 5 años.

Para «facilitar que los resultados de la vigilancia se comuniquen de forma efectiva y lleguen al público objetivo que debe incluir a notificado­res, profesiona­les, responsabl­es de políticas, entidades de la sociedad civil organizada y ciudadanía» se marca un plazo de entre 2 y 5 años de duración.

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AP Trabajador­es de un tanatorio de Barcelona durante la primera ola de la pandemia

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