La Razón (Cataluña)

Alcaraz devora a Zverev

► Carlitos asusta Con 19 años y tras una exhibición es el campeón más joven del Mutua Madrid Open

- Mariano Ruiz Díez.

AlcarazAlc­araz devoró a Zverev con una autoridad asombrosa para conquistar su primer Mutua Madrid Open. El torneo que cumplía su vigésima edición se ha rendido a un jugador de 19 años que después de deslumbrar ante Nadal y Djokovic torturó al alemán en la final. Eso consideran­do que hubiera final. El marcador no pudo ser más revelador: 6-3 y 6-1 en 62 minutos. Carlitos fue tan superior que el partido decisivo parecía una segunda ronda de un torneo menor. Enfrente estaba el dos veces ganador en la Caja Mágica, el campeón del Masters, la alternativ­a al Big 3, un jugador invicto en la Manolo Santana, el oro olímpico... Alcaraz lo convirtió en un jugador menor para ratificar su perfección en las finales. Ha jugado seis y las ha ganado todas. Este año ha sido campeón en Río, Miami, Barcelona y Madrid. Antes lo fue en Umag y en las Next Gen Finals. Tras renunciar a Roma, al Foro Itálico, llega París. Sólo pensar en Carlitos en Roland Garros, en el Bosque de Bolonia, da vértigo.

Una de las reflexione­s de Alcaraz después de cargarse a Djokovic, el «¿qué ha pasado?» que dejó escrito en una cámara, es lo que se estaba preguntand­o Zverev antes de consumirse la primera media hora de final. Carlitos le estaba pasando por encima con un suficienci­a que asustaba. Del crío al que el año pasado derrotó en Acapulco y en Viena no había ni rastro. Alcaraz necesitó cuatro juegos para soltarse. En la segunda ocasión en la que Zverev armaba su cañón ya amenazó con la primera bola de break. Fue el único instante en que le rescató su servicio a más de 220 kilómetros por hora. Puro espejismo. El murciano se movía con una autoridad aplastante desde el fondo de la pista, cerca de la red, por todo el barrio de San Fermín. Echó un par de metros para atrás al alemán y le empezó a mover como si estuviera jugando con la consola. Mandaba con la derecha, mandaba con el revés y, cuando Zverev estaba desplazado, dejadita y el público enloquecid­o. Sumó un break en el sexto juego, diez puntos seguidos para despegar y los planes de Zverev se vinieron abajo con un soplido. El saque le servía de muy poco, su temible revés era inofensivo y los puntos eran cortos sólo por sus errores. La falta de ritmo a Alcaraz le preocupaba entre poco y nada. En 31 minutos liquidó la primera manga como si estuviera jugando una primera ronda de un ATP 250. Cedió tres puntos con su saque y de la paliza vivida en semifinale­s ante Nole, de las ya legendaria­s más de tres horas y media, no había ni rastro.

Ferrero, que fue entrenador del alemán en una etapa reciente, aseguraba que el partido lo afrontaban «como si fuera uno más. Carlos tiene muchas armas y hay que poner todas en juego. Tenemos que tratar de contrarres­tarle el saque, que va a ser lo más complicado». El desarrollo del partido quitó la razón a Ferrero. Pareció hasta fácil. Alcaraz desentrañó los misterios misterios del servicio de Zverev como si fuera lo más sencillo del mundo. El alemán se enredó, cometió cinco dobles faltas y Alcaraz restaba como si en vez de responder a cañonazos a 220 kilómetros por hora, devolviera saques sencillos. En el tercer juego del segundo set Zverev se encontró con otro 0-40. Estaba en el abismo. Desquiciad­o, decidió cambiar de raqueta. No le sirvió de nada. Otro resto teledirigi­do y una dejada «made in Alcaraz» para poner la final todavía más de cara. El murciano había cogido carrerilla y el alemán dimitió. Sin más. Los gestos de desesperac­ión se multiplica­ron. Otra dejada, un globo... para certificar que enfrente había un cadáver. Alcaraz hacía lo que le daba la gana y Zverev daba lástima. Ya lo dijo Ferrero: «Las finales hay que salir a ganarlas y la actitud no se negocia». Su pupilo, el nuevo campeón en Madrid, lo tiene grabado a fuego. «Los partidos siempre salgo a ganarlos», es uno de sus lemas. Zverev lo resumió mejor que nadie cuando saludó al ganador en la red: «Eres buenísimo». Y en la ceremonia de entrega de trofeos lo ratificó después del disgusto: «Ahora eres el mejor jugador del mundo». Pues eso. Carlitos, con 19 años, daba su primer mordisco al nuevo trofeo de campeón en la Caja Mágica.

«Ahora eres el mejor jugador del mundo», soltó Zverev en la ceremonia de entrega de trofeos

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Carlos Alcaraz conquistó en la Caja Mágica su primer Mutua Madrid Open
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JESÚS G. FERIA

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