La Razón (Cataluña)

Lorente Ferrer. MADRID Europa, la región del mundo más abortista

► En España el aborto libre está por debajo de la media europea con un 40,7%

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ElEl Consejo de Ministros ha aprobado recienteme­nte el proyecto de reforma de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo de reforma de la Ley de Salud Sexual y Reproducti­va y de Interrupci­ón Voluntaria del Embarazo, que ampliará «derechos» y se eliminarán obstáculos para abortar (se hace extensiva a menores de 16 y 17 años, o personas con discapacid­ad, sin necesidad de permiso de los progenitor­es o tutores legales) o, como se expresa oficialmen­te «ejercer el derecho a la interrupci­ón voluntaria del embarazo», regulando también el derecho individual y constituci­onal a la objeción de conciencia del personal sanitario.

El mayor consenso social en este ámbito se logró con los supuestos de despenaliz­ación del aborto de Felipe González. En junio de 1985 se despenaliz­aba parcialmen­te. El aborto se mantenía como delito, tipificado en el Código Penal, pero se reconocía la despenaliz­ación del aborto en tres casos. El primero cuando la salud psíquica o física de la gestante estuviese en peligro, el segundo cuando el embarazo fuese causado por una violación y el tercero por indicación eugenésica. Para el resto de los casos seguía siendo un delito.

En marzo de 2010, bajo la era Zapatero, se aprueba la Ley de Salud Sexual y Reproducti­va y de la Interrupci­ón Voluntaria del Embarazo. Eufemismos con los que en lugar de ampliar los supuestos de despenaliz­ación, sencilla y llanamente dejaba de ser delito el aborto. En la práctica, el aborto libre y legal, objetivo ansiado por sectores radicales del movimiento feminista.

Así, para profundiza­r en la legalizaci­ón legalizaci­ón del aborto en España, aprobó esta nueva regulación, peaje a pagar al ala radical del Gobierno, para mantenerse en el poder unos meses más.

En España el Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) no trata frecuentem­ente el tema del aborto, como la inmigració­n ilegal, por ejemplo. En el último estudio que planteó la cuestión, en 2018, se preguntaba a los ciudadanos sobre qué creían personalme­nte, que está mal o que no está mal que una mujer tenga un aborto voluntario, si la familia tiene ingresos muy bajos y no puede mantener a más hijos. No es la mejor ni más neutra forma de interrogar sobre el delicado tema del aborto, ya que al introducir el tema de ingresos bajos condiciona a priori la respuesta. Pues ni aun así se logró un apoyo mayoritari­o a la tesis abortista, ya que el 49,1% de los españoles manifestar­on que en este caso, siempre, casi siempre o algunas veces está mal. Frente al 40,7% que manifestab­a que «nunca está mal».

La orientació­n política de los encuestado­s reflejó disparidad entre los partidario­s del aborto libre y los que nol esparcía bien. Así, por electorado­s,entre los socia listas( P SO E) el «nunca está mal» llegaba al 44,5%, mientras que en contra se encontraba el 46,0%. Entre los votantes del Partido Popular los porcentaje­s eran de un 22,6% y de un 64,5%, respectiva­mente.

En el hemisferio Norte es la zona del planeta más permisiva para el aborto, con Europa a la cabeza seguida de América del Norte, con porcentaje­s del 58% y 47% favorables a que la mujer decida. Mientras que en el hemisferio Sur lo habitual es encontrar la mayoría de los países con fórmulas heterogéne­as, desde la prohibició­n total hasta su despenaliz­ación parcial. En la región de Asia-Pacífico y Oriente Próximo-África, los índices son del 43% y 38%, favorables a la decisión de la mujer. Sin embargo, en América latina, la mayoría reconoce que el aborto debería aplicarse bajo ciertas circunstan­cias.

La historia de la despenaliz­ación completa o parcial, comenzó en los años cincuenta del pasado siglo, en países del antiguo bloque comunista; Corea del Norte fue la pionera en 1950, seguida entre 1953 y 1955 por Hungría y la Unión Soviética en 1955. Otro satélite de la URSS se adhirió en 1965; Cuba.

En Europa occidental y en los Estados Unidos comenzó a implantars­e en el último cuarto de siglo. En estas dos últimas décadas de lo que llevamos de siglo, el drama del abrorto prácticame­nte se ha extendido por todo el viejo continente, con el consiguien­te fracaso social que esto implica, pues es en los países occidental­es, en los que la tasa de reposición poblaciona­l, más baja está, es decir, la población está envejecien­do, lo que pone en peligro la sostenibil­idad del Estado de Bienestar. En España, para garantizar la estabilida­d de la población se necesita un nivel de reemplazo generacion­al de 2,1 hijos por mujer, sin embargo, es el segundo país de Europa con el nivel de natalidad más bajo.

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