La Razón (Cataluña)

Moreno irá a la investidur­a sin pacto previo con Vox Carmen Morodo.

Elecciones 19-J. El PP traza una campaña para «coger voto socialista». Se presentará­n como el único voto útil para frenar a la derecha más radical

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El partido de Abascal se nutre en Andalucía de voto desencanta­do de Podemos

ElEl último barómetro del Centro de Estudios Andaluces confirmó ayer una significat­iva subida del PP andaluz a un mes de las elecciones del próximo 19-J. Los populares obtendrían entre 47 y 49 escaños, a sólo seis de la mayoría absoluta. A pesar de que el sondeo también refleja una importante mejoría de Vox, el PP arranca oficialmen­te la campaña convencido de que en una comunidad autónoma de ocho provincias, «estar a seis de la mayoría absoluta sólo requiere de subir algo en seis provincias».

El equipo del candidato y presidente de la Junta, Juan Manuel

Moreno, ha trazado una estrategia que tiene como objetivo prioritari­o «coger voto del PSOE». «Somos la única opción de voto útil para frenar a la derecha más radical».

No hablan expresamen­te de Vox en campaña, ni aclaran tampoco alianzas, pero el contexto sí les ha llevado a decidir que las elecciones se juegan en la batalla con el PSOE, y en ese voto de centro, y de izquierdas, más moderado, que una vez que ha tomado nota de que su partido está lejos del gobierno, sólo le queda las siglas del PP para frenar «a la extrema derecha». Si se hace caso de lo que plantea el discurso de Pedro Sánchez, con su amenaza constante sobre el peligro que representa Vox, hoy en Andalucía el PP es la única «papeleta» que puede frenar a Vox, «porque el PSOE no está en condicione­s de volver a gobernar y sus votantes lo saben», reflexiona­n en la dirección popular.

A esta clave se ajusta la estrategia de campaña y postelecto­ral. Vox ha vuelto a jugar el órdago de oficializa­r, como hizo en Castilla y León, que su objetivo es utilizar los apoyos que reciba para exigir estar en la Junta, un «caramelo» irresistib­le con vistas a las elecciones generales y a La Moncloa.

Pero en el PP ha cambiado la dirección del partido, y cambia

también el contexto sociológic­o de estos comicios. El votante andaluz del centro derecha no se ajusta al perfil del que apoyó al PP en Castilla y León: en esta última comunidad el acuerdo entre el PP y Vox era aceptado por la mayoría de los votantes populares.

En Andalucía, el equipo electoral trabaja con esta idea de que están en condicione­s de conseguir que les llegue voto del PSOE.

Sobre esta base se sostiene también la premisa de que sumando más escaños que la izquierda, como confirman todos los sondeos, Juan Manuel Moreno no se someterá al «órdago» de Vox para presentars­e a la investidur­a. Esta victoria sobre la izquierda es condición imprescind­ible para que puedan jugar esta baza.

Aunque en campaña no se habla de estrategia­s ni de alianzas postelecto­rales, fuentes solventes confirman que en la mesa de trabajo está la idea de que si hace falta, antes de someterse a la negociació­n de un acuerdo de coalición, Moreno se presentará a la investidur­a, sin pacto previo con Vox, y «que cada partido se retrate, el de Abascal y también el socialista».

Las buenas expectativ­as que tiene el PP, justo en una comunidad que es un feudo histórico del PSOE, les animan a creer que el resultado puede abrir una guerra interna en el PSOE, sobre todo a cuenta del nerviosism­o de los otros «barones», que se ven con la soga al cuello a meses de las próximas elecciones autonómica­s. No es de descartar que, ante una debacle, empiecen las presiones sobre la cabeza de Pedro Sánchez para que modere su posición y rectifique una política que le ha hecho perder el centro. Es difícil revertir esa tendencia por la alianza con el independen­tismo y Bildu, pero los barones socialista­s ya empiezan a moverse con inquietud. «Lo importante no va a ser el PP; lo importante puede ser la guerra que abramos en el PSOE», confiesan en una de las baronías socialista­s más críticas con el «sanchismo». El «susanismo» también calienta ya el ajuste de cuentas.

En todo caso, Juan Manuel Moreno irá a esa investidur­a. Y en el PP, ante el órdago que ayer volvió a formalizar­les Vox con la exigencia, de antemano, de ocupar sillones en el Gobierno andaluz, advierten: «Habrá que ver si Vox vota que no y el PSOE se abstiene». La repetición electoral es la «liebre» que el PP saca a pasear sólo para contribuir a instalar en el imaginario popular esa idea de que el único voto útil para frenar a Vox es la candidatur­a de Juanma Moreno. Pero detrás de la «liebre» se mueven otras claves, que se ejecutarán si las urnas apuntalan la mayoría popular que auguran todos los sondeos.

Por otra parte, el análisis de la letra pequeña de las encuestas confirma la fagocitaci­ón que Alberto Núñez Feijóo está haciendo del centro político. Tanto a nivel nacional como en los estudios andaluces se observa que hoy el bloque del centro derecha estaría alrededor de diez puntos por encima del resultado que consiguió Mariano Rajoy en su mayoría absoluta. Feijóo mantiene el voto consolidad­o del PP y amplía por el flanco de Cs y de la izquierda más moderada. Mientras que Vox se nutre del voto del descontent­o que Podemos fue aglutinand­o tras los recortes provocados por la crisis financiera.

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EFE
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El presidente de la Junta, Juanma Moreno, ayer durante una visita al centro de urgencias de Roquetas de Mar, en Almería

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