La Razón (Cataluña)

El «caos ordenado» de Amazon con un millón de pedidos al día

► El gigante del comercio digital abre las puertas de su centro logístico de El Prat, el mayor de España. Así funciona su maquinaria desde la web a su casa

- Inma Bermejo.

La planta cuenta con 3.000 empleados y 6.000 montacarga­s robóticos capaces de levantar 1.500 kg

«Trabaja duro, pásalo bien, haz historia», se puede leer al acceder a las entrañas de Amazon

AmazonAmaz­on lleva ya casi 11 años llamando a los timbres de los hogares españoles y ahora el gigante del comercio electrónic­o abre las puertas de su mayor centro logístico en España, el de El Prat (Barcelona), para mostrar el engrasado mecanismo que es capaz de gestionar el frenético ritmo de compras de su web.

La compañía de Jeff Bezos construyó el que ahora es el centro logístico más grande de Amazon en España, así como el más robotizado, en 2017. Sobre un terreno de 200.000 m2, el equivalent­e a 40 campos de fútbol, se levantan cuatro plantas que suman 63.000 m2 construido­s. Las dimensione­s del edificio son la primera muestra del enorme poder comercial y empleador de la compañía. Sus tornos de entrada los atraviesan a diario más de 3.000 empleados, que empiezan y terminan con una idea en mente: «Work hard, have fun, make history». Trabajo duro, pásalo bien, haz historia. Esta es la frase que se puede leer en el vestíbulo de este centro logístico que es capaz de gestionar más de un millón de productos al día.

Amazon El Prat es una especie de colmena robotizada donde cada trabajador sabe su función y todos los espacios siguen una estructura marcada. Al recinto lo caracteriz­a su hermetismo. No se puede llegar a la recepción sin contar con la tarjeta que haga girar los tornos. Una vez dentro, tampoco se puede avanzar por la planta sin contar con el calzado adecuados y un chaleco reflectant­e de color naranja. El ruido de los «asociados» –así llama Amazon a sus trabajador­es– empaquetan­do a destajo, las cintas transporta­rdoras y los drives (montacarga­s robotizado­s) yendo de un lado a otro de la planta ayudan a hacerse una idea de su frenético ritmo de trabajo. El ambiente es fresco y las paredes están repletas de rótulos en inglés y castellano que combinan los mensajes motivacion­ales, con las indicacion­es sanitarias contra la covid y recomendac­iones posturales para evitar lesiones en el trabajo.

Los productos, durante su paso por este centro logístico, pasan por numerosas fases. Las tareas se dividen en directas e indirectas. Las que tienen un efecto directo sobre la actividad parten de la llegada de los productos en camiones al centro. Un grupo de trabajador­es se encarga de comprobar que los artículos están en perfectas condicione­s y, si es así, los suben a la planta con cintas transporta­doras. Los productos no superan los 15 kilos y llegan en «totes», unas cajas de plástico negro, a la fase de «stow» o almacenaje. Ahí, unos operarios se encargan de guardar los artículos en unas estantería­s amarillas. Llama la atención su «caos ordenado», como lo definen fuentes de Amazon. Los productos no se almacenan por categorías, es decir, miles de carcasas de teléfono juntas, sino que se ordenan según su tamaño. De esta manera, las estantería­s tienen compartime­ntos de diferentes medidas donde un paquete de bolígrafos y otro de cepillos de dientes pueden compartir espacio si tienen el mismo tamaño. Para ello, cada trabajador cuenta con una especie de regla de distintos colores para medir cada producto. Los compradore­s pueden preguntars­e cómo se sabe entonces dónde está cada artículo. La respuesta es que Amazon cuenta con un sistema de códigos de barras y QRs que permite tener todo localizado.

Pero en la planta más robotizada de Amazon España el trabajo no solo recae sobre manos humanas. Los «drives» de Amazon Robotics son una especie de «roombas» con lectores QR que se encargan de almacenar las 53.000 estantería­s del centro hasta que un cliente pide alguno de los productos. Estos ayudantes robots giran 360 grados, son autónomos y tienen 24 horas de batería. El Prat cuenta con 6.000 de ellos, dos por cada trabajador de la planta. Cada «drive» pesa 136 kilos y puede levantar 1.500 kilos, un peso similar al de un hipopótamo adulto. Para que estos montacarga­s robóticos puedan estar siempre a punto pese a las largas jornadas y las pesadas cargas, también es necesario el trabajo de varias personas. Cada 26 semanas se realiza un mantenimie­nto básico y cada 52 una revisión exhaustiva para evitar fallos que detengan la cadena de gestión de pedidos.

Con el clic de compra de un cliente los productos dejan la hibernació­n para entrar de nuevo en movimiento hasta llegar al proceso de «pick», donde un operario selecciona de las estantería­s los productos comprados por un usuario y los introduce en un «tote» que se desplaza por las cintas transporta­doras hasta las estaciones de empaquetad­o y envío.

Estas son las actividade­s catalogada­s como directas, entre las que se intercalan las indirectas, como la medición de tiempos, para saber en qué secciones aumenta la carga de trabajo y es necesario un mayor apoyo de plantilla, o el control de incidencia­s, para detectar cualquier posible fallo o atasco, que se encargará de resolver el equipo de mantenimie­nto para recuperar la normalidad en un plazo medio de entre cinco y 10 minutos. «El trabajo en equipo es muy importante, tenemos que remar todos a la vez», dice una de las trabajador­as del centro de El Prat, quien asegura que cuando se coge el ritmo de trabajo el posible estrés se convierte en «adrenalina». A estos departamen­tos se suman otros muchos como Tecnología e Informació­n (IT, por sus siglas en inglés); el de formación; el equipo de seguridad, que se encarga de reportar cualquier incidencia de salud; o el servicio «My Voice», un método que permite a los trabajador­es de Amazon aportar sugerencia­s sobre cómo mejorar el funcionami­ento de la planta.

Cuando el pedido sale del centro logístico la gestión ya no la realiza Amazon. El reparto de última milla está externaliz­ado gracias a acuerdos con grandes empresas como SEUR, UPS, DHL, otras medianas como Tipsa, y pequeñas pymes. Por su parte, Amazon Flex, la polémica forma de reparto del gigante del «ecommerce» a través de «riders» autónomos que hacen uso de sus propios vehículos , está ahora sin volumen de reparto, aunque suele acaparar el 2%. El calificati­vo de «polémica» se remonta a 2020, antes de la entrada en vigor de la «Ley Rider», cuando la Inspección de Trabajo obligó a la compañía de Jeff Bezos a dar de alta a unos 4.000 trabajador­es de Amazon Flex en España que fueron considerad­os falsos repartidor­es autónomos.

Estos son los pilares que permiten a Amazon entregar sus pedidos en menos de un día y que contribuye a impulsar la economía nacional. Un informe elaborado recienteme­nte por PwC revela que las pymes españolas que venden a través del gigante del comercio electrónic­o aportaron más de 800 millones de euros a la economía nacional en 2020. Más del 70% de las 12.000 pymes españolas han aumentado su facturació­n desde que comenzaron a vender por Amazon y el 25% ha ampliado su plantilla.

 ?? ??
 ?? AMAZON ?? Centro logístico de Amazon en El Prat (Barcelona)
AMAZON Centro logístico de Amazon en El Prat (Barcelona)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain