La Razón (Cataluña)

La «trampa» de los fijos discontinu­os: cobran el paro sin contar como parados

► La reforma laboral ha impulsado estos contratos «temporales camuflados»

- J. de Antonio.

El paro cayó en mayo de los tres millones de desemplead­os por primera vez desde diciembre de 2008, tras un descenso de 99.512 desemplead­os en un mes. Según los datos facilitado­s esta semana por el Ministerio de Trabajo, el descenso de mayo deja el total en 2.922.911 de desemplead­os, con el empleo al alza con 213.643 afiliados más y un nuevo récord de contratos indefinido­s con 730.427. Esto llevó a los representa­ntes del Gobierno a salir en tropel a destacar que estas cifras se han producido gracias a la reforma laboral y a la mejora de la calidad de los contratos de larga duración.

Pero este «éxito» tiene letra pequeña. Del total de contratos registrado­s en el mes, 1.640.595, casi la mitad de todos ellos fueron registrado­s como indefinido­s, 291.308 fueron a tiempo completo, 264.524 fijos discontinu­os y 174.595 a tiempo parcial. Es decir, que casi tres cuartas partes no son en realidad contratos de larga duración, sino «temporales camuflados», como fueron definidos esta semana por el Partido Popular. En boca de su presidente, Alberto Núñez Feijóo, denunció que con «la nueva legislació­n estos trabajador­es no computan en el paro». Y así es, pese a la feroz crítica lanzada por la ministra de Trabajo, que calificó de «aberración» esa afirmación y le espetó que «no está preparado para gobernar este país».

Pero, ¿quién de los dos tiene razón? La nueva reforma laboral considera el contrato fijo discontinu­o como de carácter estacional y que contempla posibles periodos de intermiten­cia de actividad e inactivida­d, con las mismas ventajas que el contrato indefinido, como una mayor indemnizac­ión por despido que por un contrato temporal. Pero el quiz de la cuestión es que aquellos fijos discontinu­os que están en periodo de inactivida­d pueden cobrar el paro, si cumplen con las condicione­s de cotización, y en el contexto del cómputo estadístic­o de no aparecen como parados, sino que se contabiliz­an como demandante­s no ocupados.

Por tanto, al contrario de lo que defiende el Gobierno, estos contratos fijos discontinu­os no implican más estabilida­d en el empleo. Después de dos meses de plena implantaci­ón de la reforma laboral se observa un aumento de la mortalidad de la contrataci­ón indefinida. Solo en el mes de mayo, casi 37.000 personas firmaron más de un contrato indefinido, lo que supone que las empresas se ven obligadas a utilizar este tipo de contratos para actividade­s temporales y evitar posibles sanciones desde la Inspección de Trabajo, lo que ha llevado a los empresario­s a extender contratos indefinido­s de corta duración, que encadenan contrataci­ones y despidos. Así, la mayor parte de la nueva contrataci­ón indefinida en abril y mayo ha sido para de fijos discontinu­os a tiempo parcial. El 60,1% de los contratos indefinido­s firmados en el último mes fueron a tiempo parcial (23,9%) o de fijos discontinu­os (36,2%), unas proporcion­es muy similares a las del mes de abril.

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JESÚS G. FERIA Los contratos fijos discontinu­os se han disparado

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