Sin crimen pero con castigo
► Estas semblanzas de escritores rusos es un recorrido también por la historia de ese país y las penurias que han sufrido sus intelectuales
Son sobradamente conocidos, y sus biografías están por doquier, pero siempre resulta interesante volver a los autores rusos que se distinguen tanto por sus obras literarias como por sus relaciones con el entorno social y político. Esto último es preponderante si hablamos de Rusia o de la URSS, pues sitúa al escritor frente al poder político, que le vigila y castiga si no se adapta a las normas de lo que se ha de decir en pos del bien general que dictan los gobernantes. «Mi patria, Rusia, es un campo de pruebas donde la historia realiza sus experimentos sociales, y donde además no se tiene en cuenta el destino de cada uno de los hombres aislados», dijo el ucraniano Izraíl Métter. Ciertamente, no es otra la conclusión que cualquier lector puede extraer después de revisar la relación entre el poder, el ciudadano y sus derechos en el campo del arte en ese país. Buena prueba de lo que apuntamos es este trabajo de Santiago Velázquez (Madrid, 1977), autor de novelas y libros de cuentos, aparte de otra recopilación de biografías de autores universales titulada «Soñaré en tus manos» (2018), que ofrece ahora semblanzas biográficas de literatos rusos, desde Pushkin hasta Solzhenitsyn. El libro cuenta con un prólogo de Juan Bonilla, quien destaca que esta galería de retratos funciona como una serie de auténticos relatos. Y es que todos darían para cualquier argumento novelesco, desde luego. Dostoievski padeció lo indecible en la cárcel y lo llevaron frente a un pelotón de fusilamiento, Pushkin se batió en duelo, Tolstói abandonó su hogar y murió, octogenario, en una estación de tren, Maiakovski y Tsvietáieva se suicidaron, a Pasternak lo acosaron hasta el extremo de que rechazara el Premio Nobel de Literatura que se le había concedido... Son todos episodios de un inmenso dolor personal, marcados muchas veces por el estalinismo, acerca también de Bulgákov, Grossman, Lérmontov, Goncharov, Gorki, Turguénev, Mandelstam o Platónov. A lo cual se añade la trayectoria de alguno que pudo exiliarse, como en el conocido caso de Nabokov o de Chéjov, que sufrió una salud quebradiza a lo largo de toda su vida que le llevó de una manera prematura a la muerte.
Lo mejor
Cada texto se presenta de forma amena, ágil, y conocemos un buen perfil de los protagonistas
Lo peor
Desearíamos que hubiera en el libro también otros autores menos conocidos