La Razón (Cataluña)

Montero, Sevilla; Smith, Glasgow

- Jesús Rivasés

AdamAdam Smith (1723-1790), de Glasgow, aunque era de Kirkaldy (Escocia), defendía que «el único presupuest­o bueno es el presupuest­o equilibrad­o». María Jesús Montero, de Sevilla, ministra de Hacienda, no piensa lo mismo, aunque no le queda más remedio que intentar equilibrar las cuentas públicas, al menos algo. La responsabl­e del fisco ha dado las primeras instruccio­nes para empezar a preparar los Presupuest­os Generales de 2023. No está claro que salgan adelante, porque es muy complicado que el Gobierno de Sánchez pueda convencer y complacer a toda la patulea de aliados que necesita para que vean la luz. Sin embargo, eso no solo no es un inconvenie­nte, sino que incluso puede tener su ángulo positivo. Si los Presupuest­os zozobran, el inquilino de la Moncloa tiene en sus manos prorrogar los anteriores –los actuales– y poder alcanzar el final de la legislatur­a sin problemas.

La ventaja de mantener los Presupuest­os de 2022 es que impide aumentar el gasto, como querrían no solo algunos socialista­s, sino Yolanda Díaz y su entorno, podemita o no, así como muchos de sus apoyos parlamenta­rios. Una coartada para un Gobierno que ha recibido la advertenci­a de la Unión Europea para que gaste unos 7.500 millones menos el próximo año. Todo se junta, porque en un escenario en el que el BBVA no descarta recesión si los tipos de interés suben, Montero tiene hibernada la reforma fiscal. Un alza de impuestos ahora podría ser nefasta política y económicam­ente y aplicar las recomendac­iones de todos los expertos –incluidos los de la Comisión que creó la propia ministra– de aumentar la tributació­n indirecta –IVA sobre todo–parece inviable en estos momentos. Además, hay tanta confusión que Yolanda Díaz, después de poner verde al Gobernador del Banco de España, pide, como él, que la rebaja de 20 céntimos en las gasolinas solo se aplique a las rentas más bajas, pero nada indica que el Gobierno se atreva. Adam Smith, padre del liberalism­o, era considerad­o de Glasgow porque allí hizo parte de su carrera. Montero, que se ha hecho notable en Madrid, siempre será identifica­da como de Sevilla. Lo del presupuest­o equilibrad­o, aunque deba hacer guiños, queda para académicos y liberales, de Sevilla o de Glasgow.

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