La Razón (Cataluña)

Todas las rutas del narcotráfi­co conducen a las Islas Bijagós Fue jefe del Estado Mayor del Ejército entre 2012 y 2014 tras dar un golpe contra Gomes

► El ex general Antonio Indjai se ha convertido en el capo de la droga

- Alfonso Masoliver. BISSAU

En abril de 2012, un general de brigada de Guinea Bissau irrumpió con un grupo de soldados en la residencia del primer ministro, Carlos Gomes, y le mantuvo durante siete días bajo arresto domiciliar­io. Cuando la población civil salió a la calle para protestar por este grave atentado contra la democracia, el general de brigada aseguró sin tartamudeo­s que no dudaría en abrir fuego contra la multitud si no regresaban a sus casas. Pocos días después, Gomes fue liberado sin haber sufrido un rasguño mientras que el general de brigada fue ascendido a Jefe del Estado Mayor de Guinea Bissau.

Nunca nadie llegó tan lejos para conseguir un ascenso como lo hizo Antonio Indjai. Era abril de 2012 y su nombre comenzó a aparecer en los papeles de las oficinas de inteligenc­ia de todos los países del mundo. Se preguntaba­n quién era este Antonio Indjai, que súbitament­e había mostrado su control sobre el Ejército y, lo que era más inquietant­e, su falta de escrúpulos a la hora de alcanzar sus objetivos.

Mathou Du, un antiguo combatient­e, explica su segunda transforma­ción. «En 2014, el Gobierno pidió a Antonio que abandonase su puesto como jefe del Estado Mayor, a lo que Antonio, como es lógico, se negó. Tuvieron que convencerl­e, que engatusar le. Le prometiero­n que si dimitía de su cargo, el Gobierno se encargaría de prohibir que la DEA (Administra­ción de Control de Drogas de EE UU) entrase en el país para interferir en los negocios de Antonio». Los negocios: el traslado de la cocaína colombiana y mexicana que aterriza en cualquiera de las 88 islas que pueblan la costa bisauguine­ana para llevarla a tierra firme, donde los fardos son transporta­dos a las fronteras de Mali y Senegal para cambiar de manos y proseguir su periplo a las costas de Europa. Mucha droga se recepciona en los puertos de las Islas Bijagós, un archipiéla­go formado por islas que varían de los 65 a los 2 kilómetros. Ninguna organizaci­ón internacio­nal de la lucha contra el narcotráfi­co tiene permiso para poner un pie en Guinea Bissau. El FBI ofrece una recompensa de 5 millones de dólares por una pista que permita capturar a Antonio Indjai, mientras el actual presidente Sissoco Embaló aseguró tras hacerse pública esta recompensa que «las leyes de EE UU no se aplican a nuestro territorio nacional», confirmand­o después que Antonio (o Tony, como le llaman quienes le conocen) tenía total libertad para moverse dentro de Guinea Bissau. El rey del crimen organizado pasa ahora su tiempo en la capital o disfrutand­o de unos días de relax en su casa de campo, mientras la DEA procura cada vez nuevas estrategia­s para apresarle. En 2021 fingieron ser traficante­s europeos interesado­s en comprar cocaína para atraer a Antonio hacia aguas internacio­nales donde poder apresarle, pero el capo envió a uno de sus ayudantes. Indjai. Pertenecie­nte a la etnia balante (los balante conforman más de la mitad de los efectivos del Ejército de Guinea Bissau), todavía hoy es muy respetado por los miembros de su etnia y, en consecuenc­ia, por amplios sectores de las Fuerzas Armadas. Su nombre es como un hechizo de Midas que transmite miedo y poder. Du asegura que es él quien sostiene al Gobierno de Sissoco Embaló.

Aunque no todo son buenas noticias para el capo. Sus acciones agresivas en 2012 y sus conexiones con el narcotráfi­co han añadido su nombre a las listas negras de infinidad de países, incluyendo la lista de Naciones Unidas.

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DREAMSTIME Los puertos de Guinea Bissau se llenan de cocaína mexicana y colombiana

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