Luz verde al veto a los coches de combustión desde 2035
La alta inflación derivada de la guerra en Ucrania y la transición energética contrarreloj que debe realizar el club comunitario para dejar de depender del gas ruso está complicado la lucha contra el cambio climático. Como muestra, la bronca sesión vivida ayer en el Parlamento Europeo en la tramitación del paquete denominado Fit 55 que pretende reducir en un 55% las emisiones de gases con efecto invernadero de aquí al 2030 si se compara con los niveles de 1990, con el objetivo de llegar a las cero emisiones en el año 2050. Finalmente, ayer el hemiciclo europeo votó a favor de que a partir de 2035 finalice totalmente la venta de coches y camionetas con motor de combustión. Se espera que a partir de esta fecha los únicos vehículos que puedan seguir circulando por las carreteras europeas de gasolina, gasoil y diésel sean de segunda mano. Ésta será la posición negociadora de Parlamento Europeo con las capitales europeas después de que no prosperase la enmienda presentada por el Partido Popular Europeo, el grupo mayoritario en el hemiciclo, que pretendía reducir este umbral hasta el 90% con el objetivo de dar a la industria el suficiente tiempo de adaptación. La tramitación, sin embargo, se presenta más pedregosa en el capítulo dedicado a la reforma de los derechos de emisión de CO2, la factura que deben pagar las empresas más contaminantes y que ahora afecta a unas 10.000 plantas industriales. El PP Europeo introdujo una enmienda para otorgar derechos de emisión gratuitos hasta el año 2034, cuando el pacto inicial era de 2030, medida que fue rechazada por los socialistas.