«Yo pensaba que el amor era controlar todo lo que ella hacía»
Terry pareja de una alcohólica
Terry (sin apellidos –una condición de anonimato que comparten los familiares con los alcohólicos–) es inglés y vivió años de infierno al lado de su pareja alcohólica. «Me convertí en un adicto al control. Empecé controlándola a ella para evitar que bebiera –buscando alcohol en todos los sitios de la casa para tirarlo, controlando dónde iba y con quién, con quién hablaba, qué hacía cada minuto del día–. Pensaba que eso era amor, pero se convirtió en una enfermedad», relata usando una «chuleta» con los principales mensajes en español que quiere trasmitir al auditorio.
Su sufrimiento –que estuvo a punto de conducirle al suicidio– le llevó a buscar ayuda y asi fue como conoció Al-Anón, la agrupación «hermana» de Alcohólicos Anónimos, que está integrada por familiares y amigos de alcohólicos que se apoyan los unos a los otros como lo hacen los afectados. Se reúnen en grupos, que cuentan con más de medio millón de miembros en el mundo, y que les proveen de un programa de recuperación de 12 pasos similar al que siguen los miembros alcohólicos. En estos grupos comparten sus experiencias, fortaleza y esperanza con el fin de encontrarle solución a su problema común. Y es que vivir con un alcohólico genera un desgaste tal que su entorno también necesita un protocolo de recuperación para poder volver a la vida cuando el afectado va pasando por las etapas necesarias para dejarlo. Aunque puede ocurrir que la experiencia le deje consecuencias de por vida.
Una enfermedad de familia
Los expertos señalan que el alcoholismo es una enfermedad de la familia, que afecta a todas las personas relacionadas con el alcohólico. Los que están más cerca son los que lo sufren más, y los que se preocupan más pueden quedar atrapados fácilmente en el comportamiento de otra persona.
«Reaccionamos ante el comportamiento del alcohólico. Nos enfocamos en él, en saber qué hace, dónde está, cuánto bebe. Tratamos de controlarle la bebida. Asumimos la culpa y la vergüenza que en realidad pertenecen al alcohólico. Podemos convertirnos en persona tan adictas al alcohólico como el alcohólico al alcohol. Nosotros también podríamos llegar a enfermarnos», explica la página web de la agrupación.
Terry siente que esto define a la perfección su perfil. «Llegué a AlAnón sin saber lo que quería, solo buscaba aliviar mi sufrimiento, que aquello dejara de doler tanto. Dentro de mi corazón sentía que solo los tontos podían ser felices en este mundo, solo los que no se daban cuenta de cómo era. Hoy puedo decir, felizmente, que soy mucho más tonto que hace seis años», explica, y los que le escuchan estallan en carcajadas.
«Gracias a Al-Anón, me he hecho consciente de que las opciones para ser feliz están en mis manos, a mi alcance, y que no soy una pobre víctima de mis circunstancias. Llegue a implicarme tanto en la enfermedad de mi pareja que me perdí por el camino, convirtiéndome en alguien enfermo yo también, y así no podía ayudar»
Para cerrar su intervención, Terry explica que la estabilidad emocional a la que ha llegado «es una apuesta diaria, algo que yo tengo que elegir conscientemente cada día, para no caer».