¿Qué comparten el último rey polaco y Elena Poniatowska?
► La ganadora del Premio Cervantes recorre la historia de su familia a través de Europa y cómo llegó finalmente al continente americano
Dos historias unidas por un pasado común. De un lado, la historia de Stanislaw Poniatowski, el último rey polaco, y, del otro, la historia de una de sus descendientes: la escritora Elena Poniatowska, que muchos años después recrea la vida de este curioso y noble antepasado suyo y, al mismo tiempo, su propia vida: la de una mujer que llega a México con apenas diez años y se labra un camino en el mundo de las letras y de la cultura.
En eso consiste «El amante polaco», el nuevo libro de Elena Poniatowska (Premio Cervantes 2013), una novela ambiciosa y autobiográfica que en su edición mexicana se dividió en dos volúmenes y que ahora llega a España en uno solo y que es, entre muchas otras cosas, una suerte de colorido de la corte europea del siglo XVIII y de la vida intelectual y cultural mexicana de la mitad del XX. Con un estilo directo y cercano lleno de calidez y claridad, Poniatowska presenta a este antepasado suyo, Poniatowski, un hombre fino, culto y guapo, que fue amante de Catalina la Grande de Rusia y que, gracias a sus amores del alcoba, llegó al trono de Polonia en 1764, En 1795, sin embargo, entre las confabulaciones de su círculo más cercano y de las potencias vecinas como Rusia, Austria y Prusia, abdicó para exiliarse posteriormente en San Petersburgo, donde murió tres años después.
Linaje en su sangre
Esa historia, sin embargo, tan lejana en el tiempo, se entrelaza con la historia de la propia escritora, cuyo linaje lleva en su sangre (desciende de uno de los hermanos del rey, que no dejó descendencia) desde que nació en París en 1932 para marcharse hasta México diez años más tarde, cuando se embarcó con su hermana y con su madre, Paula Amor, en Bilbao (su padre se quedó luchando en la Segunda Guerra Mundial) y, después de una parada en La Habana, recaló en el puerto de Veracruz y comenzó su vida en el México postrevolu.
Lo mejor ▲
El lenguaje íntimo que utiliza la autora y que se entrelaza con la épica histórica y la trama personal
Lo peor ▼
Nada que cuestionar a esta novela tan intensa, profunda y que invita a viajar