La Razón (Cataluña)

Aragonès, un presidente sin gobernar: una Ley en un año

► Solo ha conseguido aprobar los presupuest­os y la sensación es de parálisis porque no toma decisiones

- Toni Bolaño. MADRID

«El Govern no va y no irá». Así de contundent­e se mostraba un político catalán cuando definía el gobierno que preside Pere Aragonés. No le falta razón. En un año de vida solo ha aprobado la Ley de Presupuest­os. Nada más. El presidente ha ganado la partida de los números pero los números no se reflejan en el día a día, porque el Govern no decide y el president no preside. Aragonés «es una buena persona, de trato agradable y educado, pero huye de hacer política. Elude cualquier decisión. No es un líder», afirman desde la oposición. En ERC son consciente­s de la falta de liderazgo. Quizá por eso le llaman «troiko», porque es bueno haciendo números «y los hacía mejor que la troika que nos venían a ver desde Bruselas», añaden fuentes del partido republican­o.

Desde su llegada a la Generalita­t, Aragonés no ha tomado ninguna decisión y dónde las ha tomado todavía dura el incendio. Es el caso del conflicto con la comunidad educativa. Se presentó en un colegio y dio una rueda de prensa para anunciar un cambio de calendario escolar. La sorpresa en los profesiona­les del sector fue mayúscula. Un cambio de calado no había sido consultado. Resultado varias jornadas de huelga y alargamien­to del conflicto.

Pero el conflicto educativo no es la tónica. Aragonés elude cualquier decisión y ante el conflicto con los socios o conflicto social se aparca la cuestión. Sucedió así con la ampliación del aeropuerto de Barcelona. 1700 millones de inversión que se han perdido porque ERC del Baix Llobregat estaba en contra. Ante la división de opiniones sobre los Juegos Olímpicos de 2030, Aragonés ha convocado una consulta lo que ha provocado el enfado del COI y añadida a la tensión institucio­nal con Aragón lo más posible es que los Juegos Olímpicos pasen al baúl de los recuerdos. Las comarcas del Pirineo piden que si no se celebra la cita olímpica se discuta un plan de reactivaci­ón económica, pero Aragonés no ha dicho ni una palabra. El plan duerme el sueño de los justos.

La pasada semana, la Generalita­t dio plantón a la ministra Raquel Sánchez que anunciaba inversione­s de 78 millones de euros en la B-40, el cuarto cinturón. La obra fue iniciada por el gobierno de José Montilla y sigue inacabada porque Junts está a favor. ERC en contra, y la casa por hacer. El Gobierno había acordado con la vicepresid­encia de Jordi Puigneró las inversione­s, pero Aragonés lo rechazó. Lo más llamativo es que el presidente se ha rasgado las vestiduras por la no ejecución de obras del Estado en Cataluña. No solo ha perdido el aeropuerto y se desmarca de la B40, sino que la principal inversión no ejecutada es porque la Generalita­t no ha firmado el contrato-programa que tutela la llegada de nuevos trenes. El plan preveía la llegada de hasta 100 nuevos trenes. No ha llegado ni una, aunque están adjudicado­s.

Las disensione­s internas van más allá de las habituales en un gobierno de cohabitaci­ón porque ambas fuerzas casi empatadas siguen empecinada­s en desgastar al contrario para que en una próxima campaña electoral el liderazgo del independen­tismo cambie de manos, por lo que las relaciones están cargadas de desconfian­za. Por eso, siempre se miran de reojo y están ávidas de arrinconar al teórico socio de gobierno. Aragonés, además, es muy sensible, muy permeable a las críticas del independen­tismo más duro. Que le llamen botifler, es una afrenta que no lleva bien. Por eso, Aragonés fue el que impuso el no a la reforma laboral o el no a la Ley del Audiovisua­l. En esta última, por el espionaje que sufrió por el caso Pegasus que aprovechó para presentars­e como adalid de la democracia y el independen­tismo. Esta obsesión le llevó a no presentars­e en un acto de Seat, el primero de su nuevo presidente Wayne Griffiths, al que asistía el rey y el presidente Sánchez. La consecuenc­ia más inmediata es que la fábrica de baterías a la que Cataluña optaba acabó en Sagunto. Lo mismo ha sucedido ahora con el blindaje del castellano en la enseñanza. Pactó con el PSC y los Comunes la ley pero ante la presión de Junts aprobó un decreto que deja la cuestión, de nuevo, al albur de los tribunales.

A los inicios de su segundo año, Aragonés afronta un complejo panorama con las elecciones municipale­s de fondo. Los socialista­s son sus máximos adversario­s porque resisten al empuje de ERC en el área metropolit­ana de Barcelona y porque Tarragona y Lleida pueden volver al redil socialista y en Barcelona ERC pierde fuelle con un candidato, Ernest Maragall, que precisamen­te no es candidato de futuro porque acudirá a votar con 80 años cumplidos.

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EP Pere Aragonès, en un reciente acto institucio­nal

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