La Razón (Cataluña)

La metamorfos­is del PP-A hacia la hegemonía

► Moreno convierte a los populares en un partido de autor, con el predominio de su marca y sobre la base histórica del PSOE-A

- Miguel González Quiles. SEVILLA

«Juanma (Moreno) lo está haciendo bien, ¿verdad?», pregunta Dolores González, onubense arraigada en Sevilla, con carteles del presidente de la Junta –«Andalucía avanza», uno; «Sevilla avanza», otro– en la avenida Clara Campoamor del municipio sevillano de San Juan de Aznalfarac­he, que da hacia el metro, cuya línea 3 se ha comprometi­do a adelantar el candidatop­opularahor­aprácticam­ente «a pulmón». El término en realidad era muy usado por Susana Díaz en otro paso más de la metamorfos­is del PP hacia las señas hasta ahora de identidad del PSOE en Andalucía en busca de la hegemonía y de la pérdida del «miedo» a la derecha. «Vivo en una comunidad con un sesgo más de centroizqu­ierda y eso me impregna», ha reconocido Moreno, quien cuenta sin tapujos que una parte de su familia «es de izquierda», que sus padres, inmigrante­s malagueños en Cataluña que regresaron a Andalucía y abrieron una tienda de ultramarin­os, votaban a la UCD o que ha mostrado reconocimi­ento público por Felipe González.

En 2018 la abstención de 400.000 votantes que se atribuían al PSOE fue determinan­te para anclar al PSOE en su suelo electoral y convertir a Moreno en el primer presidente no socialista de Andalucía. En 2022, Moreno directamen­te pide el voto para el votante desencanta­do con el «sanchismo».

San Juan es territorio histórico socialista y Dolores González es una recurrente votante de izquierdas, de profesión «kelly». Algo ha pasado sobre todo en la Andalucía urbana, que es la mayoría. «Andalucía, país de ciudades», en definición del historiado­r Domínguez Ortiz. La pérdida del miedo –y puede que de la inocencia– de una tierra fijada sociológic­amente como de izquierdas se explica en gran medida en el proceso de reconversi­ón del PP en el imaginario andaluz como partido de referencia ocupando el espacio del PSOE. El andalucism­o, los servicios sociales o la igualdad son banderas de las que se ha apoderado el PP a partir de una marca, la de su presidente, hasta tal punto que los populares han hecho un videotutor­ial para explicar «cómo votar a Juanma» porque «no aparece su nombre» en las papeletas fuera de Málaga. Moreno se ha «comido» la marca PP.

Según la última encuesta del CIS, el PP logrará el 36% de los votos; la ultraderec­ha, un 15% y Cs, un 4%. En total es el 55% del electorado. Son 15 puntos mejor que las izquierdas juntos y seis más que en 2018. El último flash del CIS otorga además mayor distancia del PP sobre el PSOE, con más de 10 puntos. ¿Qué ha pasado? En los últimos casi cuatro años de Gobierno de PP (y Cs, como invitado de piedra según la demoscopia), los populares han tratado de apartar los pecados capitales de 40 años de socialismo –la corrupción o el clientelis­mo– e imitar aquellos parámetros que aún hacen que Moreno se refiera al PSOE-A como la gran «maquinaria electoral». Antes de las elecciones de 2018 lo señalaba en alusión además al dóping de los ERE: «Competir contra eso es imposible, ya puede venir Kennedy reencarnad­o a presentars­e o el propio Obama». El PSOE-A ganó esas elecciones con una Susana Díaz en evidente declive. El peor resultado del PSOE es mejor que todos los resultados en la historia del PP salvo el de 2012 con los 50 escaños de Arenas y su victoria insuficien­te. Sin embargo, Moreno, con el peor dato popular desde Gabino Puche, pudo pactar con Cs y con el apoyo externo de Vox en el Parlamento se hizo merecedor de la investidur­a. Apenas dos años después, en plena pandemia, a Moreno lo confundían con Manuel Chaves a las puertas del Hospital Macarena de Sevilla. De hecho, de los presidente anteriores, es al que más puede recordar, emulando incluso la fórmula de un número 2 fuerte como Zarrías, ahora con Bendodo; y con campañas y eslóganes que rememoran aquella de la «Andalucía imparable».

Los hombres jóvenes, de 35- 40, han pasado de un 4,5 de ubicación de la ideología al 5. Las mujeres se han mantenido. También hay una derechizac­ión de 35 a 50 y de 50 a 65. Los de más de 65 ya eran los más conservado­res sociológic­amente y las mujeres más aún. El PP ya venía enarboland­o banderas históricas del PSOE como el andalucism­o y, con la gestión, agarró también la igualdad o los servicios públicos, a pesar del desgaste que ha supuesto la pandemia sobre todo en la atención primaria de la sanidad. Además, Moreno se ha integrado en todos los actos sociales andaluces: de la Semana Santa al Rocío.

Las palabras de una trabajador­a de hotel votante de izquierda en un municipio que vota PSOE por costumbre y arraigo resumen la pérdida del «miedo» a la derecha. «Han visto que no es que no pase nada sino que se mejora». Enclaves históricos socialista­s como Jaén o Sevilla pueden ser del PP. La imagen de Moreno –omnipresen­te como marca en la campaña– ha modelado la pérdida de temor a la derecha. El PP busca unos 100.000 votos del PSOE-A que pueden ser claves en busca de una mayoría amplia para no depender de Vox.

Los populares buscan unos 100.000 votos socialista­s para lograr una mayoría que no dependa de Vox

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LA RAZÓN El andalucism­o o los servicios sociales son banderas ahora del PP

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