Alerta por el aumento de casos del síndrome del bebé zarandeado
► El hospital Vall d’Hebron ha puesto en marcha una campaña para alertar de las posibles secuelas e incluso de la muerte. El año pasado tuvieron cinco ingresos en urgencias
LosLos padres de un recién nacido pueden enfrentarse a diario a situaciones muy estresantes relacionadas con la propia crianza del bebé, muchas veces asociadas a episodios reiterados de lloros fuertes o prolongados en el tiempo, algo que se produce frecuentemente cuando el bebé sufre cólicos, y ello puede, en ocasiones, desembocar en una pérdida de control por parte de los progenitores.
Ese es precisamente el desencadenante principal de lo que se conoce como síndrome del bebé zarandeado, que es una de las formas del Traumatismo Craneal Abusivo, término con el que se define a toda lesión que tiene lugar en el cráneo del bebé de forma no accidental. «Algunos padres o cuidadores acaban zarandeando al bebé sin intención de hacerle daño, solo para que pare de llorar, porque han perdido los nervios», explica la doctora Anna Fàbregas, adjunta del Servicio de Pediatría y coordinadora del equipo EMMAUnidad de Atención a las Violencias en la Infancia y la Adolescencia, quien al respecto señala que, pese a esa falta de intencionalidad, «no somos conscientes del daño que pueden hacer esos zarandeos al bebé».
Los rápidos movimientos de aceleración y desaceleración que producen esas zarandeos en la cabeza del bebé favorecen que, debido al gran tamaño de la cabeza en proporción al resto del cuerpo y la débil musculatura del cuello de estas criaturas, tenga lugar un traumatismo craneal. Además, tal y como comenta César Ruiz, jefe de la Sección de Neonatología del Hospital Infantil Vall d ‘Hebron, «cuando se zarandea a un bebé, hay un deslizamiento de las membranas que cubren el cerebro con el propio cerebro y eso produce la ruptura de los pequeños capilares de la zona provocando una hemorragia y que no llegue la sangre suficiente a esa parte del cerebro. Es un efecto de cizallamiento»,
En cuanto a los síntomas del síndrome del bebé zarandeado, el doctor Ruiz señala que «su gravedad es proporcional a la fuerza usada y al número de veces que se lleva a cabo esta práctica» y los más habituales son «la hemorragia cerebral en forma de hematomas subdurales, es decir que se localizan entre el cráneo y el cerebro, comprimiendo a éste último y produciendo al bebé desde convulsiones, hasta apneas e, incluso, parada respiratoria y la muerte; hemorragias retinianas, que comportan riesgo de pérdida total de visión, y fracturas en las costillas», comenta la doctora Fàbregas para a continuación indicar que, cuando estos síntomas no son perceptibles, «habitualmente lo que vemos es a un bebé más irritable, que come mal, en ocasiones tiene vómitos y su perímetro craneal ha crecido».
«Las consecuencias del traumatismo craneal abusivo no son inmediatas, sino que se produce un sangrado lento y los síntomas pueden pueden no verse hasta semanas después del episodio». En cualquier caso, hay que tener claro que «se trata de pacientes muy complejos, de manera que es importante que éstos sean asistidos en hospitales con recursos para atenderlos de forma integral, en toda su complejidad, con neurocirujanos pediátricos, radiólogos, oftalmólogos pediátricos...», pone de relieve el doctor Ruiz.
Para que se produzcan estas lesiones, «el zarandeo se ha de hacer por fuerzas de alto impacto y de forma repetida y de hecho, más de una vez hemos visto en las pruerandeo bas por imagen que en el cráneo de ese bebé había hematomas de diferentes colores, lo que quiere decir que éstos se han producido en distintos momentos», explica la doctora, quien además apunta que «cuanto más pequeño es el bebé, más riesgo hay de que el zaproduzca zaproduzca un traumatismo craneal, que tiene lugar principalmente entre los críos menores de seis meses, especialmente si son prematuros».
Secuelas e incluso muerte En cualquier caso, lo preocupante es que uno de cada cuatro niños que sufre Traumatismo Craneal Abusivo en el mundo muere y, tal y como pone de relieve la doctora Fàbregas, de los que sobreviven, dos de cada tres se quedan con secuelas, ya sea ceguera, problemas de audición, alteraciones neurológicas, retraso cognitivo...». Y es que, aunque zarandear a un bebé no es la violencia física más frecuente que se ejerce sobre esta población, lo cierto es que es la causa de más muertes y más secuelas.
Si a eso añadimos que, en lo que llevamos de año, en el Hospital Vall d’Hebron, ya se ha atendido a cinco críos con síndrome del bebé zarandeado, cuando el año pasado solo fue uno, en 2020 tan solo se registraron dos casos y la media es de dos o tres casos anuales, parece necesario advertir a la población acerca de los riegos de esta conducta. De hecho, en los últimos once años se han contabilizado un total de 27 casos.
En los últimos 11 años, el hospital ha atendido a 27 niños con síndrome craneal abusivo