¿Y qué ocurre si viene el lobo?
Álex Galán se adentra sin ambages en el problema rural del lobo con «Salvajes»
ParaPara la promoción de este documental bautizado con el nombre que recibe la propia naturaleza del hombre («Salvajes») y con la explícita intención de incomodar desde una posición provocativa pero sin caer en lo burdo, Álex Galán tomó la determinación de enviar al Ministro de Agricultura, Luis Planas, una cabeza de cabra ensangrentada como parte de la campaña de lanzamiento porque, tal y como asegura «nos parecía que las cosas a veces, cuanto más directamente las enfoques y con más fuerza y crudeza, resulta más sencillo llegar después a la finura de lo que hay detrás y si lo maquillamos todo demasiado, corremos el riesgo de convertirlo todo en un producto: en este caso sería el mundo rural y sus reivindicaciones pero podría extrapolarse a cualquier otra cosa». «Esta promoción inicial tan llamativa», prosigue, « trataba un poco de mostrar que las cosas que se ven a diario en el mundo rural, como por ejemplo el hecho de que los «montunos» cuando ven una cabeza cabeza de cabra en el monte ni se inmutan, simplemente admiten que algo habrá pasado y pasan de largo. Lo que queríamos mostrar es cómo esa misma cabeza de cabra llevada al entorno urbano genera un caos, un revuelo, una amenaza, un simulacro de terrorismo y no, lo único que estábamos haciendo es trasladar la realidad de un mundo a otro y al hacerlo de una manera fuerte, te das cuenta del verdadero choque que hay», indica el director asturiano.
Pluralidad de voces
Reparando en un problem que viene desarrollándose desde hace décadas en varios de los pueblos más recónditos de la región asturiana, en donde lobos y pastores confrontan por diferentes necesidades y razones: unos por la caza del ganado y otros por su preservación, Galán radiografía el conflicto desde una pluralidad consciente de voces entre las que no se señala un culpable. «Queríamos hacer algo equilibrado y hacerlo sin ningún tipo de censura. Para nosotros era muy importante que todas las personas se sintieran muy libres de decir y hacer lo que consideraran, sin condicionamientos. Aunque tiene aroma de western, no deja de ser un documental con personas reales y ellas mismas nos fueron marcando el paso de lo que querían contar», remata el director sobre la naturalidad que impregna cada uno de los planos de este escaparate salvaje de lo rural.