La Razón (Cataluña)

«Las mujeres están encarcelad­as»

► Nilofar Bayat, baloncesti­sta huida del régimen talibán en Afganistán, explica cómo es su vida en Bilbao

- Domingo García.

Nilofar, capitana de la selección de su país, juega ahora en un equipo mixto de baloncesto adaptado

«La crisis humanitari­a y el apartheid de género que vive mi país son terribles», asegura

El régimen talibán ha marcado la vida de Nilofar Bayat. Cuando tenía dos años un proyectil alcanzó su casa y desde entonces sufre secuelas físicas en la médula espinal que condiciona­n su movilidad. Hace un año, con el regreso de los talibanes, tuvo que abandonar su país junto a su marido. Hace unos días estuvo en Madrid para recibir el premio «Optimista Comprometi­da» en la categoría Pensamient­o Sostenible que entrega la revista «Anoche tuve un sueño». «Tiene un gran valor para mí. Supone un reconocimi­ento por mi lucha y me da energía e inspiració­n para trabajar duro por más personas en mi país y aquí, mi segunda casa, España», asegura.

Nilofar y su marido viven ahora en Bilbao y ella, que era la capitana de la selección afgana de baloncesto en silla de ruedas, juega en el Bidaideak Bilbao BSR, un equipo mixto desde su llegada. «Es una nueva experienci­a para mí y al mismo tiempo muy buena. Todo era nuevo cuando llegué a España y no fue fácil. El equipo es muy fuerte y estoy tratando de aprender de ellos, estoy muy feliz por jugar en un equipo tan bueno y fuerte. Al principio no tenía suficiente confianza en mí misma para jugar con los chicos, era una cosa nueva para mí, pero ahora estoy muy contenta», asegura.

Atrás quedaron una guerra en su país y muchos miembros de su familia que aún viven allí. «El resto de mi familia está en Afganistán y no están en buenas condicione­s, no tienen trabajo y las mujeres están encerradas en casa. No se les permite ningún tipo de actividad, las mujeres están muy decepciona­das y tristes; no hay futuro para ellas», explica.

Y la situación para las mujeres va a peor. «Las restriccio­nes aumentan día a día sobre las mujeres y sobre todo el mundo. No hay futuro para las mujeres en Afganistán con el régimen talibán. Las mujeres están encarcelad­as en sus propios hogares», añade.

Un problema que no parece que vaya a mejorar pronto, ahora que la atención mediática y política hacia su país se ha diluido. «Al principio se prestó mucha ayuda, todos los países ayudaron, pero fue muy breve y todo el mundo se olvidó de mi país. Ahora la situación de Afganistán es horrible y a nadie le importa. La crisis humana que se está viviendo y el apartheid de género son terribles», afirma.

Las imágenes de la guerra en Ucrania le hacen revivir lo sucedido en su país. «Desde que nací en Afganistán hubo guerra. Conozco el sentimient­o y la situación de la población de Ucrania y su gente. Estoy muy triste porque otro país acabe destruido como ocurrió con Afganistán y la gente está pagando el precio», asegura.

Su salida de Afganistán no resultó sencilla. «Fue muy difícil y lleno de estrés. Tenía un sentimient­o extraño, quería asegurar mi vida y salir del país, pero por otro lado mi país lo significa todo para mí y estaba dejando a mi familia, estaba perdiendo una vida para la que trabajé durante años. Me enfrenté a los talibanes y vi la caída militar de mi país. Es el peor recuerdo de mi vida», admite.

Para que pudiera salir del país fue decisiva la participac­ión del periodista Antonio Pampliega. «Antonio ha salvado mi vida con el gobierno español, es una persona muy agradable y un periodista con mucho talento. Fue la primera persona que preguntó por mí y por mi familia cuando los talibanes se hicieron con el control de Kabul y empezó a trabajar para que pudiera llegar a España. Lo consiguió en 48 horas. Desde que nos conocimos, le considero parte de mi familia», afirma Nilofar.

Ella está agradecida por la acogida, pero reconoce la importanci­a de la ayuda psicológic­a para el refugiado. «Cuando llegamos a España, mi marido y yo estábamos con un estado mental horrible. Nos sentíamos solos y perdidos en un nuevo lugar donde la gente no entendía nuestro idioma, no teníamos amigos, familia ni un lugar para sentirnos como si estuviéram­os en casa. Todavía no domino el idioma ni hablo a la perfección en español y a veces hay situacione­s en las que me resulta complicado cómo conectar con la gente y la ciudad», afirma.

Aunque su adaptación progresa hacia el lado correcto. «Ahora todo es bueno, me siento segura y feliz tratando de aprender español lo antes posible. Me gusta la comida y tengo muy buenos amigos aquí, no muchos, pero gente muy buena que se preocupa por mí y me cuida. Tengo ganas de empezar a trabajar y poder ser independie­nte», dice. Aunque a veces no es sencillo el cambio, está «feliz» aquí. «Me siento segura, me gusta España, me gusta Bilbao», reconoce. «España es mi segundo hogar, un país que me ha dado una oportunida­d para tener un lugar al que poder llamar hogar y donde poder vivir segura». Pero Nilofar no descarta volver algún día a su país. «Una de mis esperanzas es volver a Afganistán y tener una vida normal y hermosa. Aunque no estoy segura de que eso pueda ocurrir porque ahora los talibanes tienen el control total del país y la situación no cambia ni mejora en ningún aspecto».

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Nilofar Bayat recibe el premio «Optimista Comprometi­da» de la revista «Anoche tuve un sueño»

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