«Por trece razones», la obra sobre el suicidio prohibida en EE UU
► El libro de Jay Asher obtuvo popularidad por la serie de Netflix, pero tras su emisión el número de jóvenes que se quitaron la vida subió de forma alarmante
En «Las penas del joven Werther», obra que Goethe publicó en 1774, un joven enamorado y no correspondido decide quitarse la vida mientras sonaban las campanadas de medianoche de la iglesia de su pueblo. Es una historia ficticia, digna de cualquier thriller, pero que, según se calcula, inspiró unos 40 suicidios entre sus lectores. Es el llamado –y temido por todo creador– efecto espejo o de imitación, en el que quien consume una creación artística, ya sea literaria o cinematográfica, se siente tan identificado con ella que la hace formar parte de sí mismo. Se trata de una responsalidad generalizada entre los creadores, pero cuyo control está fuera de sus manos.
Un fenómeno que, además, se mantiene en el tiempo, pues algo parecido ocurrió con «Por trece razones», de Jay Asher. Publicada en 2007, esta obra recobró mayor reconocimiento a raíz de la serie inspirada en ella que Netflix lanzó una década después. La historia narra los motivos por los que Hannah Baker (Katherine Langford en la adaptación) decidió morir explicando en trece casetes, cada uno dedicado a un compañero de su escuela, los últimos meses de su vida que le llevaron a quitársela. Según un estudio publicado poco después por JAMA Internal Medicine, esto influyó en la sociedad respecto a una búsqueda de información sobre cómo suicidarse.
Se debe tener en cuenta que es una serie principalmente dirigida al público más joven, aunque fuese vista por personas de todas las edades. «Somos conscientes de que hay jóvenes resilientes que son capaces de diferenciar entre ficción y realidad, pero existen también otros más vulnerables que pueden encontrar en la ficción una salida a sus ‘‘dramáticas vidas’’ que no cuentan con apoyo, y lo que les transmite esta obra es que son varios los motivos que te pueden llevar a ello», explicaba en un comunicado el Colegio de Psicólogos estadounidense tras la emisión de la primera temporada.
Autocensura
De esta manera, el resultado a todo este debate iniciado por el aumento de casos de suicidio en jóvenes –incluso hubo uno de imitación en el que un niño llegó a grabar igualmente casetes, como en el libro– fue, de alguna manera, la censura. De hecho, en la lista de libros prohibidos de Estados Unidos figura esta obra de Jay Asher. Ante todo, en las escuelas, donde se prohibió su lectura desde que saltara el escándalo a raíz de la mencionada serie de Netflix, así como también resulta bastante complejo encontrarlo en bibliotecas. Tal fue, de hecho, la polémica que se extrapoló al lado de los expertos: varios fueron los psicólogos y psiquiatras que alertaron sobre los peligros de esta historia, hasta el punto de que Netflix se autocensurase.
Así, la plataforma hizo caso a estos consejos y eliminó una escena crucial de la serie en la que aparece la protagonista cortándose las venas para quitarse la vida. Unas imágenes muy dolorosas pero que en el caso del libro permanecen ahí, descritas a través de palabras, en unas líneas que Asher realizaría con esmero, aunque ahora pocos son los que encuentran facilidades para acceder a ellas.