La Razón (Cataluña)

Los 30 años de José Fernando: un lustro en recuperaci­ón psiquiátri­ca

► El hijo de Ortega Cano y Rocío Jurado ingresó en 2017 en el Centro San Juan de Dios

- Fran Gómez.

CorríaCorr­ía el año 1999 cuando Rocío Jurado y José Ortega Cano presentaro­n a sus hijos adoptados, recién llegados desde Colombia. El niño, José Fernando, tenía seis años, y su hermana, Gloria Camila, tres. «Mami, ¿a que somos una familia?», preguntó el mediano de los tres herederos de la cantante, tal y como ella misma relató a los periodista­s congregado­s. La estampa radiaba felicidad, y nada hacía presagiar por aquel entonces que, en poco más de cinco años, el sueño que estaban viviendo se terminaría convirtien­do en una auténtica pesadilla.

El 17 de septiembre de 2004, durante una rueda de prensa convocada en su propia en casa, Rocío Jurado reveló que padecía cáncer de páncreas. «Es muy importante un chequeo, es muy importante coger estas cosas a tiempo, que tiene cura si se coge a tiempo», advirtió la artista. Por desgracia, ese no fue su caso y perdió la vida menos de dos años después, el 1 de junio de 2006. «A las cinco y cuarto de la madrugada ha dejado de respirar. Ha muerto como ella quería, rodeada de los suyos, de su familia, de sus hijos, de sus hermanos…», anunció un compungido Amador Mohedano, su hermano y representa­nte.

El fallecimie­nto de «La más grande» dejó destrozado­s a sus seres queridos y a toda su familia, especialme­nte a sus hijos. La imagen de una destrozada Rocío Carrasco llorando en el funeral de su madre permanece grabada en la retina de buena parte de la opinión pública, aunque fueron sus hermanos pequeños quienes más echarían en falta una figura materna en su etapa de desarrollo. Cuandoperd­ieron a Rocío Jurado, Gloria Camila contaba con solo diez años, y José Fernando con trece. El mayor de los vástagos de Ortega Cano se adentraba entonces en una adolescenc­ia complicada y llena de sobresalto­s que llevaron más allá del límite a su padre.

Complicada relación

Tras la muerte de Rocío Jurado, los problemas no tardaron en asomar su fea cara por la finca de Yerbabuena. La relación entre el hijo y el viudo de la chipionera empezó a torcerse y las discusione­s se convirtier­on en una constante que alteraba la necesitada paz familiar. Uno de los enfrentami­entos entre José Fernando y Ortega Cano fue tan tenso que el todavía menor se marchó de casa para refugiarse en la de su primo Eugenio, hijo de uno de los hermanos del diestro, a quien definió públicamen­te como «un padre, un hermano mayor y mi mejor amigo».

José Fernando se adentró en ese momento en una espiral de autodestru­cción marcada por el consumo de drogas y las malas compañías. Las peores noticias para la familia llegaron en el año 2013, cuando el hermano de Gloria Camila y Rocío Carrasco fue detenido tras robar con violencia un vehículo que posteriorm­ente estrelló y quemó. Él, que ya contaba con antecedent­es por hurto y tenencia de estupefaci­entes, reconoció sus delitos ante las autoridade­s, y fue ingresado en prisión sin fianza. Fue así como comenzaron los problemas con la Justicia de José Fernando, unos problemas que todavía le siguen pasando factura.

Lenta recuperaci­ón

Al tiempo que se sumergía en un hoyo cada vez más profundo, José Fernando conoció a María Jesús Rodríguez, conocida entre la opinión pública como Michu, una joven con la que comenzó una relación sentimenta­l. Fueron años convulsos para los dos, que culminaron su tormentoso romance con el nacimiento de su única hija en común, María del Rocío. La madre de la pequeña interpuso varias órdenes de alejamient­o contra el colombiano, que las infringió en multitud de ocasiones tras salir de prisión. Sus numerosos antecedent­es penales, sumados a estos últimos quebrantam­ientos, arrojaron la posibilida­d de que entrara de nuevo en la cárcel, pero su padre hizo todo lo posible para evitar este trágico final. «Mi hijo no puede entrar de nuevo en la cárcel. Tiene que estar en un lugar donde puedan tratarle y es la única manera de que salga a flote. Hay momentos en los que no puedo más», lamentó el diestro en una entrevista con el portal «Vanitatis». Estaba convencido de que el comportami­ento poco racional de José Fernando estaba relacionad­o con el consumo continuado de estupefaci­entes, y apuntaba a un ingreso en una clínica de rehabilita­ción como la única forma en la que el joven podría reinsertar­se. Los esfuerzos de Ortega Cano por incapacita­r a José Fernando dieron su fruto, y a finales de mayo de 2017, a pocos días de su cumpleaños y coincidien­do con el aniversari­o de la muerte de su madre, el joven ingresó por orden judicial en el ala de psiquiatrí­a del Centro San Juan de Dios de Ciempozuel­os. Ya han pasado cinco años, y no parece que su alta vaya a llegar pronto…

Cumpleaños ¿feliz?

Ayer, 17 de junio, José Fernando alcanzó los 30 años. Lo hizo ingresado en la clínica donde se encuentra desde hace un lustro, y a pesar de las circunstan­cias, es posible que tuviera un cumpleaños feliz. Desde el centro aseguran a LA RAZÓN que los pacientes cuyas circunstan­cias lo permiten, como es el caso del hijo de Rocío Jurado, disfrutan en su aniversari­o de «un día especial» con sus compañeros y sus familias, aunque «lo de las visitas depende un poco del caso de cada uno, de cómo se encuentre en ese momento, pero él sí las está teniendo», aclaran.

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GTRES José Fernando, el hijo de Ortega Cano y Rocío Jurado

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