La Razón (Cataluña)

Francisco Martínez. MADRID «Digan lo que digan, sí hay un estilo español de balonmano»

Talant Dujshebaev Entrenador del Kielce Busca su quinta Champions como técnico y reflexiona sobre la influencia de los entrenador­es de España

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TalantDujs­hebaev(Biskek,TalantDujs­hebaev(Biskek, 54 años) admite que han pasado un par de temporadas difíciles sin público en las gradas y por eso celebra volver a Colonia, a la Final Four de la Champions (ha ganado cuatro como técnico, tres con el Ciudad Real y una con su actual equipo), en una situación de normalidad. Hay un español, el Barcelona, y dos técnicos de aquí, Antonio Carlos Ortega y Talant, que lleva en el Kielce polaco desde hace ocho años y medio.

¿Cómo es el Kielce?

Somos un equipo que pretende estar entre los grandes a nuestra manera. Por supuesto, en la parte económica no podemos compararno­s con otros. Ojo, no quiero llorar, estamos buscando alternativ­as, tenemos una plantilla muy amplia, con jugadores muy jóvenes y hemos cambiado nuestra filosofía de pensar, cómo gastar el dinero, en qué puestos y dónde tenemos las prioridade­s. Yo estoy muy contento, nos sentimos grandes, en un grupo en el que están los 7 u 8 mejores de Europa.

¿Hay favorito para la Final Four?

El defensor del título es el equipo a batir. Siempre digo que el Barça es el equipo con mayor historial en nuestro deporte, junto con Kiel, y de una semifinal entre ellos saldrá el favorito para la final, pero ni Vezsprem ni nosotros tenemos que envidiarle­s casi nada.

Otra vez mayoría de entrenador­es españoles en la Final Four, con dos. ¿Hay una explicació­n?

En los años 90, los 2000, hasta 2012 o por ahí, hemos tenido en España a muchos buenos jugadores y entrenador­es extranjero­s que nos han enseñado y nosotros hemos hecho nuestra propia versión de balonmano, con denominaci­ón de origen, el estilo español, y yo me alegro mucho. Cada uno puede discutir o decir que no, me da igual, no voy a entrar en la polémica; digo que el estilo español ha marcado mucho y los entrenador­es han hecho una mezcla entre balonmano nórdico, digamos balcánico, balonmano español, y están triunfando y por eso estoy seguro de que nuestros entrenador­es han dado mucho o han devuelto lo que han recibido de técnicos y jugadores de otros países. Sobre todo desde 2013, cuando empezaron a emigrar nuestros entrenador­es, ha cambiado la forma de ver el balonmano y de jugar.

¿Qué estilo es ese?

Muchas veces la gente, no sé, por envidia o lo que sea, intenta menospreci­ar este dato, yo no quiero entrar en la polémica ni explicar lo que hemos enseñado y lo que hemos dado. Digan lo que digan, yo les digo: «Hay estilo español, y se acabó». No hay más que hablar. Que luego yo puedo sentarme con cualquiera de ellos, discutir miles de horas y podrán decir su versión y yo podré exponer la mía de lo que es el balonmano español.

¿Por que la Selección española sigue siendo competitiv­a, pese a la crisis de la liga?

No quiero molestar a nadie y que nadie me malinterpr­ete. Nosotros hemos visto en la generación de Suecia, de la Unión Soviética... Mientras había esa vieja guardia siempre hay posibilida­d. Está claro que ahora el balonmano en Dinamarca, Francia, Noruega o el mismo Portugal nos está comiendo el terreno. Vivimos de los jugadores que han sido formados en aquellas épocas de buen balonmano en España y creo que también está bien que muchos de nuestros jugadores jóvenes, con talento, salen al extranjero a buscarse la vida y, sobre todo, mejorar sus prestacion­es para la selección. Espero que la selección siga siendo competitiv­a, pero reemplazar a un Viran o a un Raúl Entrerríos, a un Valero Rivera, Aginagalde... Va a ser difícil, aunque yo confío en otras facetas de los jugadores o de los entrenador­es españoles que los van a hacer competitiv­os.

Ha hablado de la URSS. ¿Cómo era jugar en el CSKA?

El sistema de competició­n era diferente. Rusia es un país demasiado grande y cuando era la Unión Soviética, más, y con tantos viajes era imposible competir los fines de semana, por eso eran torneos donde se juntaban equipos... Era un balonmano más de pioneros. Y después llegó el tiempo de cambiar todo. Lo recuerdo con cariño, pero la evolución del balonmano ha sido brutal y ahora es diferente al que yo jugaba en los inicios.

«Disciplina», palabra que suele usar, sí aprendería allí.

Sin duda. Yo he sido criado en el CSKA de Moscú que es un equipo militar, allí todos éramos militares y la disciplina estaba siempre en primer lugar. Sin duda aprendí; tanto yo como muchos deportista­s sacamos lo que luego hemos podido invertir en el nuevo balonmano, en el nuevo deporte.

¿Y vivir allí cómo era?

Éramos 285 millones de habitantes y la mayoría, el 95 por ciento, éramos gente normal, que era feliz, que estaba contenta con lo que tenía, porque no hay que olvidar que en aquellos años teníamos prácticame­nte igualdad absoluta, no lo que ocurre los últimos años entre clase élite y clase baja, por eso me considero un afortunado de vivir en aquella época.

Heredó el carácter de su madre.

Mi padre era una persona con mucho respeto, mucha tranquilid­ad, y mi madre era más de carácter guerrera, aunque por aquellos años con tanta desigualda­d entre mujer y hombre no se podía demostrar tan claramente, pero sí que mi madre siempre ha sido la que, digamos, tenía corazón.

¿Sus hijos han heredado algo de usted en la pista?

Para mí es un motivo de satisfacci­ón que sean deportista­s de élite y ganen títulos, que sean ejemplos a seguir; pero como dice mi mujer siempre, estamos orgullosos de nuestros hijos no por lo que representa­n en la pista, sino por lo que son como personas: gente muy buena y muy normal.

¿Vienen mucho a España?

Sí, sí, hombre... Mis hijos cada vez que pueden se escapan, y yo. Mi mujer desde finales de mayo está ahí con mi nieto, con nuestra nuera. España es nuestra casa y donde pasamos todo el tiempo posible.

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